El vuelo AR1133 de Aerolíneas Argentinas entre Madrid y Buenos Aires se convirtió este miércoles en una pesadilla. La mayoría de los 297 pasajeros dormía cuando, a medio viaje, severas turbulencias sacudieron con fuerza el avión. Una de ellas provocó que el aparato descendiese de golpe y quienes no llevaban puesto el cinturón salieron disparados del asiento hacia el techo. Doce personas resultaron heridas de diversa consideración. Nueve fueron atendidas por contusiones leves y otras tres tuvieron que ser trasladadas a un hospital después de aterrizar en la capital argentina a las 04.30 de la mañana, según informó la aerolínea.

El vuelo procedente del aeropuerto de Barajas sufrió “una turbulencia severa sobre el océano Atlántico a la altura de Brasil”, indicó Aerolíneas Argentinas en un comunicado. La aeronave también sufrió daños internos en la cabina “por el choque de la cabeza de los pasajeros con el techo”. Maletas caídas, bandejas y restos de bebidas quedaron desparramados por el suelo del avión.

La empresa señaló que el cartel que pedía colocarse el cinturón de seguridad estaba encendido y se había hecho el anuncio de turbulencias, pero que los pasajeros más afectados no tenían el cinturón puesto.

Sin embargo, varios pasajeros han desmentido esa versión y han negado que estuviese prendida la luz de advertencia. Los viajeros han acompañado su testimonio de imágenes en las que se ve todo tipo de objetos caídos en el suelo de la aeronave.

El valenciano Adrián Torres estaba entre los pasajeros. “Llevábamos unas siete horas de vuelo y estábamos casi todos dormidos porque a esa hora en España serían cerca de las tres. El avión empezó a moverse mucho y les digo a mis compañeros: ‘cuántas turbulencias, abrochaos’”, cuenta Torres por teléfono. “Miré el cartelito a ver si estaba encendida la luz de abrocharse el cinturón y veo que no lo está, pero me lo iba a poner igual. Mientras lo buscaba, el avión pilla la turbulencia más grande, no sé a cuántos metros bajó de golpe y salimos disparados hacia el techo”, dice.

“Yo tengo un pequeño moretón, pero otro compañero quedó paralizado tres minutos y otra se ha roto el tabique de la nariz”, continúa Torres. Según su relato, algunos médicos que viajaban en el avión atendieron a los heridos en un primer momento mientras los demás pasajeros contaban los minutos para que el avión aterrizase en Buenos Aires. “Nadie volvió a dormir y eso que quedaban otras siete horas. Tenía miedo y a cada mínimo movimiento lo pasaba mal”, agrega este joven que viajó a Buenos Aires para competir en un torneo de E-Sports. Él y sus compañeros denuncian que la empresa miente cuando dice que avisaron por megafonía del riesgo de turbulencias. Aseguran que tampoco estaba la señal de advertencia prendida.

“Sólo quiero que me baje la hinchazón para que me veáis”, contó en Instagram la streamer Esperanza Borrás, más conocida en las redes como Espe. “He sido de las más afectadas y posiblemente tenga el tabique roto. Choqué mi cabeza con el techo y lo partí. Si, tuve las 7h el cinturón puesto y justo al quitármelo pasó, pero NO HABÍA AVISO NINGUNO”, detalló en un tuit.

Segundo accidente en la misma fecha

Hace cuatro años exactos, el 19 de octubre de 2018, otro avión de Aerolíneas Argentinas también sufrió unas fuertes turbulencias que dejaron a 15 personas heridas. Los 192 pasajeros del vuelo entre Miami y Buenos Aires ingresaron a una zona de turbulencias cuando volaban a 11.879 metros de altura sobre la ciudad brasileña de Río Branco, en la selva amazónica. En ese momento, la tripulación servía a los pasajeros el refrigerio, que terminó esparcido por toda la cabina.

La aerolínea ha destacado que las turbulencias son un fenómeno común durante los vuelos. Se producen cuando dos masas de aire de distinta temperatura o bien de distinta velocidad chocan. Estas pueden producir movimientos bruscos en las aeronaves de acuerdo a su intensidad, aunque “de ningún modo ponen en riesgo la seguridad de la aeronave”, según la compañía.