Los gobiernos del presidente Andrés Manuel López Obrador y el de Guerrero informaron este jueves que al menos 27 personas murieron y cuatro más se encuentran desaparecidas debido al impacto del huracán “Otis“, que también dejó múltiples daños, derrumbes, inundaciones y deslaves en Acapulco.
La titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, señaló durante la conferencia matutina del mandatario federal que se registraron daños en el Hospital General Vicente Guerrero, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), de donde fueron trasladados alrededor de 200 pacientes a otras unidades médicas.
Indicó que el Hospital General Renacimiento registró inundaciones por las lluvias generadas por “Otis”, por lo que se espera que en 24 horas funcione completamente, mientras que el Hospital General de Acapulco “El Quemado” se encuentra operando con normalidad.
Las operaciones en el Aeropuerto Internacional de Acapulco se encuentran suspendidas hasta nuevo aviso, tras los daños generados por el huracán que impactó con mayor fuerza en el puerto el miércoles por la madrugada.
En su intervención, la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, señaló que la Autopista del Sol, que conecta Morelos con el puerto guerrerense, se encuentra abierta, pero con reducción de carriles, debido a los trabajos que realizan autoridades tras las afectaciones registradas en la vía principal.
El presidente López Obrador detalló que de las cuatro personas desaparecidas, tres son elementos de la Secretaría de Marina, y un elemento más falleció. Además, pidió a los habitantes de Guerrero que no se fomente el saqueo, pues aseguró que su gobierno los apoyará.
“Fue muy desastroso lo que padeció Acapulco y la gente pues se resguardó, se protegió y por eso afortunadamente no fueron más las desgracias, las pérdidas de vidas humanas, por la gente que se protegió, porque sí fue muy fuerte, lo que aquí se dice: no tiene precedente en el país”, señaló.
El mandatario realizó ayer una breve visita al puerto guerrerense, al que llegó por vía terrestre en una travesía que duró horas y que incluyó una larga parada en la carretera México-Acapulco, debido a los deslaves, un atasco sobre un vehículo militar, un cruce de río a pie, una caminata y su regreso a la Ciudad de México en helicóptero.