A pocos tiempo de cumplir el centenario de vida del municipio de Cajeme en el año 2027, no son pocos los retos y dificultades a los cuales se ha tenido que enfrentar un municipio, que si bien es cierto, es de reciente creación en relación con los municipios vecinos, también ha tenido que enfrentarse a viento y marea para ganarse su lugar como una de las ciudades más importantes del norte de la república mexicana.
Debido a lo anterior, pudiéramos pensar que, una comunidad tan sólida y compleja como la que se ha forjado en el corazón del Valle del Yaqui, tendría asegurado su futuro continuando la senda de progreso que cimentaron grandes mujeres y hombres que sembraron la semilla para cosechar los frutos de su esfuerzo en el municipio de Cajeme que, alguna vez fue famoso a nivel nacional por las bondades y oportunidades que ofrecía a las familias de diferentes partes del estado y la república para poner la vista sobre el municipio en constante progreso en el que se había convertido Ciudad Obregón. No pocos fueron los que en algún momento auguraron el éxito al que estaba destinado el municipio de Cajeme, por lo que, algunos se atrevieron a asegurar que el municipio estaba destinado a convertirse en el nuevo polo de atracción económica del estado y por ende en la nueva capital de Sonora, lo anterior derivado del crecimiento exponencial que se detonó en la región producto de un sinfín de esfuerzos dentro de los que destacan la construcción de la Presa Álvaro Obregón, mejor conocida como “Oviachic”, la construcción de la Unidad Médica de Alta Especialidad “Luis Donaldo Colosio”, así como también, la instalación en la ciudad de grandes empresas y el detonamiento agrícola que generó la famosa “Revolución Verde” que llegó de la mano del Premio Nobel de la paz, Norman Borlaoug.
Sin embargo, muchos cajemenses han catalogado a la etapa actual del municipio como la peor de su historia, en la que, más de una década después de haber intentado prácticamente de todo, los habitantes de este bello municipio parecen haber entrado al peligroso estado de la conformidad y normalización de vivir en un entorno de malestar, en el cual, la pérdida generalizada de valores, la violencia, falta de oportunidades y suciedad del entorno público se apoderó como un cáncer de las calles y familias que no hace mucho tiempo vivieron una etapa de júbilo y bonanza.
Para llegar a donde hemos llegado, pero sobre todo, para poder salir del gran bache en el que se ha atascado el municipio de Cajeme, es necesario en primera instancia identificar cuales son los motivos y causas que sacaron de la senda de la prosperidad, las cuales son más que un listado de problemáticas, un conglomerado complejo en el que, salvo contadas y honrosas excepciones, tanto la sociedad, los gobiernos municipales indiferentes y corruptos y, una clase empresarial cómplice han dejado como la fábula de la rana en la en la olla, que las cosas llegaran a esta situación.
Ante estas complejas circunstancias, alrededor de medio millón de habitantes nos enfrentamos diariamente ante una difícil elección, reconocer la problemática y tal como lo hicieran una generación de jóvenes valientes que, en su momento pusieron sus anhelos y esfuerzos para convertir a Ciudad Obregón en la ciudad que fue: trabajar con algo más que buenas intenciones para retomar el rumbo y dejar de ser el patio trasero del estado de Sonora y exigir simple y sencillamente lo que es nuestro y nos corresponde; o acostumbrarnos a vivir de esta manera hasta que el reloj del destino toque su última campanada frente a nuestras puertas. Esperemos no sea demasiado tarde para optar por la primera elección.
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