Columna Visión Juvenil
Por: Manuel Borbón
Sin duda, el tema del momento en Cajeme es la potencial salida del equipo de los amores de quienes habitan este municipio del sur del estado de Sonora, los Yaquis de Obregón. El béisbol como lo conocemos en la actualidad en el municipio de Cajeme, data desde 1947 cuando se participa por primera ocasión con un equipo municipal en la entonces Liga de la Costa del Pacífico bajo el nombre de los Arroceros, el cual, con el paso de los años se convirtió en Trigueros de Ciudad Obregón, para dar paso a los Yaquis de Ciudad Obregón en la temporada 1952-1953.
Desde entonces a la fecha, los Yaquis se han convertido en un estandarte si de hablar de Ciudad Obregón se trata, ya que, chicos y grandes cuentan con gratos recuerdos a través de los años del equipo que, con mucho orgullo, quienes son originarios de estas tierras, presumen en cualquier momento de ser los únicos tricampeones que ha tenido la Liga Mexicana del Pacífico en su historia.
Sin embargo, lejos estamos de esos tiempos de gloria en los que, la entonces casa de los Yaquis, el Tomas Oroz Gaytán, se llenaba de familias y jóvenes para disfrutar los triunfos de su equipo, a partir del año 2016, el Nuevo Estadio Yaquis se convirtió en la casa de la tribu lo que, desde entonces a la fecha ha coincidido con un sinfín de circunstancias negativas para el equipo de casa y su comunidad. Desde entonces la directiva de Club Yaquis, así como las autoridades municipales, han mantenido un conflicto legal, económico y político, el cual, ha escalado en su tonalidad conforme el paso de los años y, temporada tras temporada, vemos como dicho conflicto no parece tener final, debido a que, por su parte, el ayuntamiento alega adeudos económicos con montos que superan los 70 millones de pesos, mientras que el Club Yaquis asegura no tener adeudos pendientes con la comuna.
Debido a lo anterior, se ha comenzado a filtrar por medio de cámaras empresariales, la posibilidad de que el equipo de los amores de los cajemenses migre a una nueva locación en búsqueda de mejores condiciones para su equipo, misma que pudiera estar en Tucson, Arizona, o también, se ha mencionado a ciudades como La Paz, Tijuana, entre algunos otros municipios donde existiría el interés de contar con una nueva sucursal del béisbol invernal. Lo anterior no sería nada nuevo en el mundo del béisbol ya que, cuando un equipo no cuenta con las condiciones, casi siempre económicas y políticas, opta por moverse hacia nuevos horizontes, tal como el caso más reciente de las Ligas Mayores donde los Atléticos decidieron dejar la ciudad de Oakland debido a las carentes condiciones económicas para migrar hacia Las Vegas.
Más allá de alegatos sobre qué parte del conflicto tiene la razón, en esta ocasión es importante reconocer la “big picture” del problema en cuestión, es decir, el panorama general que envuelve este conflicto que pareciera ser algo económico que solo incumbe a un par de actores, empero, la realidad es que, el conflicto emprendido entre el Club Yaquis y el Ayuntamiento de Cajeme, representa en el fondo una realidad que muchos se niegan a ver: la debacle generalizada que vive Cajeme. Si bien es cierto que, el día a día termina por nublar la visión que tiene uno mismo de su hogar, la realidad es que desde los últimos años el municipio de Cajeme se encuentra viviendo momentos oscuros de su historia, y este capítulo no es sino más bien, la fiel representación de lo que se vive todos los días en una ciudad que aparentemente ha perdido la esperanza en el porvenir.
Una ciudad como Cajeme sin un equipo de béisbol profesional, no es solo un municipio sin deporte, ya que, en esta ciudad norteña carente de atractivos y lugares de esparcimiento para sus ciudadanos y visitantes, quedarse sin uno de sus principales atractivos, sería un clavo más en el destino que lleva el municipio sin aparente reversa en el rumbo.
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