Este lunes, la Cámara de Diputados llevó a cabo un homenaje luctuoso con motivo del fallecimiento de la maestra Ifigenia Martínez y Hernández.

Entre aplausos, con un minuto de silencio y un video de semblanza, comenzó en el Palacio Legislativo de San Lázaro el homenaje póstumo con su cuerpo presente en medio del Pleno de la Cámara baja.

En el material proyectado, se realizó un pasaje por su trayectoria académica y política en la que se destacó que fue cinco veces diputada, embajadora, catedrática y senadora de la República.

Además de que se graduó de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y posteriormente fue partícipe del Movimiento Estudiantil de 1968, también se dejó testigo de que se convirtió en la primera mexicana en obtener una maestría en Economía por la Universidad Harvard y fue ganadora de la Medalla Belisario Domínguez.

En la ceremonia, se dieron cita diputados, senadores, secretarios de Estado, amigos y familiares de la política mexicana.

Se observó a personajes como la gobernadora del Estado de México, Delfina Gómez, el gobernador de Puebla, Alejandro Armenta y al titular de la Secretaría de Educación Pública, Mario Delgado Carrillo, así como a la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez.

Al posicionarse, legisladores de las todas las fuerzas parlamentarias, recordaron a Ifigenia Martínez como la gran política y luchadora de derechos humanos que fue.

“No quiero dejar de mencionar junto a sus causas por la democracia y la igualdad, su compromiso con los derechos de las mujeres, porque lo vivió de manera intensa; rompió techos de cristal”, señaló la senadora emecista Amalia García.

Desde Tribuna, la coordinadora del Partido Acción Nacional, Noemí Luna manifestó que la académica fue el reflejo de lo que la política debe ser: un respetuoso punto de encuentro. “Mientras nos despedimos de ella, recordamos su lucha por un mejor país”, remarcó la legisladora panista.

Posteriormente, a manera de homenaje, el vicepresidente de la Mesa Directiva, Sergio Gutiérrez Luna, leyó el discurso que la presidenta Ifigenia no pudo leer el día de la toma de protesta de Claudia Sheinbaum como primera mandataria.

El discurso de Ifigenia fue este:

“Hoy nos encontramos aquí, en este recinto solemne de la democracia mexicana, como testigos de un momento que marca un antes y un después en nuestra historia: la toma de protesta de la doctora Claudia Sheinbaum Pardo como la primera mujer Presidenta de México.

Su llegada a la Presidencia es la culminación de una lucha que hemos atravesado generaciones enteras de mujeres, quienes con valentía desafiamos los límites de nuestros tiempos. Hoy, junto con ella, llegamos todas y abrimos paso a una nueva era.

Yo misma, que he recorrido tantas batallas por la democracia y la justicia, me siento profundamente honrada de presenciar este triunfo histórico. En 1988, formé parte de la Corriente Democrática de izquierda en México, una lucha que, junto a muchas y muchos, iniciamos con la firme convicción de que el cambio verdadero era posible.

Hoy, esas convicciones han rendido fruto. No solo tenemos una Presidenta, sino que se vislumbra un presente donde las mujeres participemos en condiciones de igualdad en la construcción de futuros posibles y deseables para nuestra patria. Ser parte de esta transmisión histórica del Poder Ejecutivo y entregar la banda presidencial a la primera presidenta es uno de los mayores honores de mi vida.

Agradezco profundamente la confianza de mis compañeras y compañeros legisladores para desempeñar este acto simbólico, que representa no solo un punto de inflexión en la historia, sino también el triunfo de nuestros valores: igualdad, justicia y democracia.

Hoy, las mujeres, junto a los hombres, estamos listas para continuar construyendo el país que soñamos. El de un México libre e igualitario. Un país donde el liderazgo femenino dejará de ser la excepción, para convertirse en norma.

Desde esta soberanía, le decimos que no está sola. Que la lucha por la justicia y por la igualdad es de todas y de todos. Y que no descansaremos hasta lograr una democracia plena, donde no haya distinción de género, clase o condición. Que nuestras diferencias no nos dividan, sino que sean la fuente de propuestas y de soluciones compartidas a los distintos retos que enfrentamos.

Hoy, más que nunca, necesitamos tender puentes entre todas las fuerzas políticas, dialogar sobre nuestras divergencias y construir, juntas y juntos, un país más justo y solidario.

Es tiempo de altura de miras. Es tiempo de construir nuevos horizontes y realidades. Es tiempo de mujeres. Sigamos dejando huella”.

Finalmente, los integrantes de la Junta de Coordinación Política en San Lázaro y el Senado de la República realizaron una guardia de honor, así como los integrantes de la Mesa Directiva, secretarios de Estado y gobernadores de la República.