El tema del momento en cuestiones políticas y económicas en nuestro país, sin duda, es el de la instalación en México de una nueva planta de producción de la afamada empresa estadounidense dirigida por el multimillonario Elon Musk, hablamos de Tesla, una de las empresas más importantes a nivel mundial especializada en el ramo tecnológico, automotriz, producción de energías renovables, entre muchas otras vertientes.
Naturalmente que, una inversión de tal calado, generaría controversia en un país necesitado de este tipo de proyectos, el cual, ha comenzado a ser tema de referencia para todas y cada un de las entidades interesadas en ser sede de un polo de atracción económica de dichas magnitudes, por lo cual, en un sistema donde el gobierno en turno ha estado sumamente inmiscuido en la toma de decisiones económicas, esta inversión no podía ser la excepción. Pero bien, comencemos por partes, todo comenzó con la precoz noticia de que la compañía de Elon Musk tenía intenciones de instalarse en Nuevo León, estado fronterizo que captó la mayor cantidad de Inversión Extranjera Directa en 2022 con un total de 4 mil 397 millones de dólares, en contraste con el estado de Sonora, siendo esta la última entidad fronteriza en dicho rubro con tan solo 485 millones, la cantidad más baja de los últimos cuatro años. Sin embargo, la historia no termina ahí ya que, como comentamos anteriormente, el gobierno decidió meter mano y cabildear el destino de dicha inversión, decidiendo según propias declaraciones del Presidente López Obrador que dicha operación no se realizará en Nuevo León debido a que no cuentan con el suficiente suministro de agua para abastecer las necesidades de dicha empresa, por lo que, estaba pensando en reubicarse en el sur del país.
Sin embargo, como bien es sabido, en lo que va del actual sexenio las entidades más beneficiadas y que han recibido un trato de “consentidas” han sido las entidades del centro y sur del país, mismas que han sido sede para inversiones multimillonarias a costillas del norte de la república como lo son: la construcción del Tren Maya, Aeropuerto Felipe Ángeles, el Corredor Interoceánico del Istmo, Refinería Dos Bocas, entre muchas grandes obras que se han concentrado en la región sureña, sin que hasta el momento se haya visto al norte como una gran oportunidad para aprovechar el estrés geopolítico que existe hoy en día a nivel mundial, aprovechando el potencial de las entidades norteñas para explotar el “nearshoring” que no es otra cosa más que la nueva tendencia de comercio mundial en el que las barreras físicas y distancias se han ido acortando para generar regiones de comercio entre dos países vecinos como en el caso de México y Estados Unidos que cuenta con una extensión fronteriza mayor a los 3 mil kilómetros.
Mucho se ha dicho del supuesto “cariño” existente entre el Presidente López Obrador y el Gobernador Alfonso Durazo, así como también, de la cercanía que existe con el Presidente Municipal de Cajeme Javier Lamarque, es momento de que, como dice el afamado dicho “amor que no se refleja en acciones, no es amor”, por lo cual, va siendo tiempo que dicha afinidad se traduzca en acciones que vengan a mejorar la calidad de vida y bienestar de una sociedad sumamente vapuleada y desesperanzada como lo es la sociedad Cajemense.
Cajeme cuenta con grandes potenciales: cercanía con Estados Unidos, extensión territorial, conexión marítima, más de una veintena de universidades con jóvenes preparados, pero sobre todo, agua suficiente como para crear un distrito de riego más para la etnia Yaqui con la capacidad, según el gobierno, para regar un total de 30 mil hectáreas más y, la cercanía con una de las plantas fotovoltaicas inscritas en el famoso “Plan Sonora” a instalarse en la comunidad de Fundición a tan solo 25 kilómetros de distancia, por lo cual, sería importante que replanteemos el destino de inversiones millonarias a ciudades tan necesitadas y olvidadas como Ciudad Obregón.
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