Columna Visión Juvenil 21/04/2024
Por: Manuel Borbón
De ahora en adelante, un tema que estará cada vez más vigente en las pláticas de sobremesa de los habitantes del municipio de Cajeme, pero, sobre todo, de quienes nos gobiernan, será el tema de la escasez del agua, el cual, si bien es cierto ha sido reiterativo en la zona, será en los años venideros cuando los estragos de la falta del vital líquido afecten de manera directa la vida de quienes habitan la región del Valle del Yaqui, tal como sucede en distintas parte del mundo en la actualidad.
No son pocos los expertos quienes predicen que los conflictos futuros en materia geopolítica tendrán como objeto central el líquido que nos da la vida y, es por lo que, tal tema cobra relevancia en una zona como la nuestra ya que, si bien es cierto, la agricultura ha dejado de ser el único sustento económico en nuestra región, es la columna vertebral que sostiene la economía de Cajeme y, por ende, al carecer del agua necesaria para satisfacer las necesidades hídricas de dicha actividad, la avalancha de consecuencias que podría desembocar son innumerables.
Algunos de los motivos por los cuales este fenómeno se presenta en la región son los siguientes: la zona semidesértica en la que se encuentra nuestro valle ha provocado que con el incremento del uso del agua en actividades domésticas, empresariales y agrícolas, la recuperación de las fuentes de agua sea cada vez menos copiosa, factores climatológicos como el fenómeno conocido como “La Niña” el cual provoca severas sequías en la zona del pacífico, la contaminación del agua, así como también, su uso desmedido, han provocado su carencia, llegando a niveles pocas veces visto, solamente comparables con sequías como la vivida en 2003, la cual, según propios directivos del Distrito de Riego del Valle del Yaqui, está siendo superada por la actual.
En el caso de Cajeme las repercusiones que tiene la sequía en la vida diaria de las personas son poco conocidas ya que, por la cultura en la que, desde la fundación de nuestro municipio, hasta prácticamente inicios de siglo, el agua en la región era abundante contando con cultivos como el del arroz y el algodón, donde en el caso del primero se utilizan en la actualidad la cantidad de 5 mil litros de agua para producir solamente un kilogramo de arroz, provocaron que de manera generalizada la aversión por la innovación en los métodos del cuidado del agua sea casi nula.
Sin embargo, aunque las consecuencias sean poco conocidas, no quiere decir que no estén presentes ya que, organizaciones empresariales han calculado que, en el año en curso se podrían perder casi 15 mil empleos de manera directa, por lo cual, atender las causas de esta crisis se vuelven un punto fundamental para quienes llevan las riendas del municipio.
Algunas de las posibles soluciones para este caso ya están sobre la mesa, tales como la desalación del agua, bombardeo de nubes, conducción del líquido por medio de acueductos, perforación de pozos, uso de la tecnología en el ramo agrícola e industrial, entre muchas otras, empero, la verdadera solución a largo plazo se encuentra en un par de factores. Primero, la prevención, es decir, no esperar a tener la sequía enfrente para tomar acciones urgentes y, segundo, la cultura del cuidado del agua, ya que, de nada sirve traer agua de otras partes o perforar más pozos si de todas formas el uso desmedido e inconsciente del vital líquido seguirá siendo el mismo.
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