El último presidente de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) Mikhail Gorbachov murió este martes a los 91 años en el Hospital Clínico Central de Moscú. Así lo confirmó la agencia estatal rusa de noticias Tass.
“Hoy por la noche (martes), tras una larga enfermedad grave, Mikhail Sergeevich Gorbachov murió”, indicó el Hospital Clínico Central (TSKB), citado por Interfax, TASS and RIA Novosti.
De acuerdo con la agencia TASS, Gorbachov será enterrado en el cementerio de Novodevichy de Moscú, donde yacen los restos de destacados personajes de la historia de este país y se encuentra también la tumba de la esposa de Gorbachov, Raísa.
Gorbachov llevaba años viviendo alejado del foco mediático por problemas de salud. Los medios locales llegaron a afirmar que pasaba meses hospitalizado por un cúmulo de afecciones. En 2019 el último dirigente soviético fue ingresado por una neumonía.
Gorbachov presentó su renuncia en diciembre de 1991, después de que once de las antiguas repúblicas soviéticas crearan la Comunidad de Estados Independientes (CEI), desmantelando ‘de facto’ la URSS.
El ex dirigente soviético, ocasionalmente activo en su vida pública, recibió el Premio Nobel de la Paz en 1990 por los cambios en las relaciones entre la URSS y el bloque occidental, encabezado por Estados Unidos, en las últimas etapas de la Guerra Fría.
Aunque estuvo en el poder menos de siete años, Gorbachov desató una serie de cambios impresionantes. Pero rápidamente lo superaron y resultaron en el colapso del estado autoritario soviético, la liberación de las naciones de Europa del Este de la dominación rusa y el fin de décadas de confrontación nuclear Este-Oeste.
Su declive fue humillante. Su poder fue minado irremediablemente por un intento de golpe en su contra en agosto de 1991, pasó sus últimos meses en el cargo viendo república tras república declarar la independencia hasta que renunció el 25 de diciembre de 1991. La Unión Soviética cayó en el olvido un día después.
Un cuarto de siglo después del colapso, Gorbachov dijo a The Associated Press que no había considerado el uso generalizado de la fuerza para tratar de mantener unida a la URSS porque temía el caos en un país nuclear.
“El país estaba cargado hasta los topes de armas. Y hubiera empujado inmediatamente al país a una guerra civil”, dijo.
Muchos de los cambios, incluida la ruptura soviética, no se parecían en nada a la transformación que había imaginado Gorbachov cuando se convirtió en líder soviético en marzo de 1985.
Al final de su gobierno, no pudo detener el torbellino que había sembrado. Sin embargo, Gorbachov puede haber tenido un mayor impacto en la segunda mitad del siglo XX que cualquier otra figura política.
“Me veo a mí mismo como un hombre que inició las reformas que eran necesarias para el país, para Europa y el mundo”, dijo Gorbachov a AP en una entrevista de 1992 poco después de dejar el cargo.
“A menudo me preguntan, ¿habría comenzado todo de nuevo si tuviera que repetirlo? Sí, de hecho. Y con más persistencia y determinación”, dijo.
Los rusos lo culparon por la implosión de la Unión Soviética en 1991, una superpotencia que alguna vez fue temible y cuyo territorio se dividió en 15 naciones separadas. Sus antiguos aliados lo abandonaron y lo convirtieron en el chivo expiatorio de los problemas del país.
En diciembre de 2021, en el 30 aniversario de la disolución del imperio soviético, Gorbachov señaló que si se hubiera reformado a tiempo, la Unión Soviética podría haber sobrevivido como una unión de estados soberanos, pero ya era demasiado tarde.
“Fueron días oscuros para la Unión Soviética, para Rusia y para mí también. Pero no tenía derecho a hacer otra cosa”, recordó Gorbachov en declaraciones a la agencia rusa Tass.