La primera ministra del Reino Unido, Liz Truss, anunció su renuncia este jueves, después de un mandato desastroso de seis semanas. Permanecerá en el cargo hasta que se elija a su sucesor.

Al renunciar, Liz Truss se convierte en la primera ministra del país que menos tiempo ha estado en el cargo, con 45 días de mandato al anunciar su dimisión. Antes, George Canning tenía ese récord al servir 119 días hasta su muerte en 1827.

En las afueras de Downing Street, Truss señaló que estableció «una visión de una economía de alto crecimiento y bajos impuestos que aprovecharía las libertades del Brexit. Sin embargo, reconozco que, dada la situación, no puedo cumplir el mandato por el que fui elegida por el Partido Conservador».

También indicó que le presentó su renuncia al rey Carlos III y que dentro de una semana se realizará una elección de liderazgo.

El anuncio de Truss pone fin a un mandato catastrófico en Downing Street, que parecía condenado desde que la agenda económica insignia de la primera ministra causó pánico en los mercados y generó una caída en el valor de la libra.

Truss había tratado de salvar su posición reemplazando a su canciller y aliado de mucho tiempo, Kwasi Kwarteng, con Jeremy Hunt, un firme partidario de Rishi Sunak, quien fue su mayor en la contienda político. Pero eso no fue suficiente.

Ahora que el mandato de Liz Truss terminará en un tiempo récord, la elección de liderazgo para reemplazarla tendrá un proceso acelerado.

Si bien Truss dijo afirmó que será en una semana, todavía no se conoce el proceso exacto del concurso. Y, hasta el momento, no se repetirá la maratón de dos meses que ocurrió tras la renuncia de Boris Johnson.

Justamente, el funcionario del Partido Conservador responsable del proceso señaló que un nuevo primer ministro debería asumir el cargo para el viernes 28 de octubre.

Graham Brady, líder del llamado Comité 1922 que representa a los miembros conservadores de base del Parlamento, explicó que los detalles adicionales del proceso se anunciarán este jueves. Y agregó que los miembros de base del Partido Conservador tendrán voz de alguna forma.

“Será posible realizar una votación y concluir una elección de liderazgo para el viernes 28 de octubre”, sostuvo Brady a los periodistas.

Bajo las reglas actuales del Partido Conservador, aquellos que deseen presentarse al liderazgo deben someterse a una votación de los 357 miembros del partido parlamentario. Los dos candidatos que se impongan durante ese proceso pasan a una segunda votación de los miembros del partido de base.

Pero, según las declaraciones de Brady, eso no sucederá. Las especulaciones iniciales apuntaba a que probablemente únicamente los parlamentarios conservadores elegirán al nuevo líder, sin acudir a los miembros de base.

El plazo de Brady implica que habría un primer ministro nuevo en Downing Street, antes de una declaración económica crucial del ministro de Finanzas del Reino Unido, programada para el 31 de octubre.

Los llamados para elecciones generales

Sin embargo, un proceso tan apresurado solo alimentó los llamados de la oposición a elecciones generales: es un hecho prácticamente sin precedentes, en tiempos de paz, que un tercer primer ministro asuma el cargo desde los últimos comicios.

El opositor Partido Laborista, que según las encuestas de opinión va en camino hacia una victoria aplastante, encabeza esos llamados.

«Después de 12 años de fracaso conservador, el pueblo británico se merece algo mucho mejor que este caos», dijo su líder Keir Starmer tras la renuncia de Truss. “Necesitamos elecciones generales ahora”.

Sin embargo, una nueva elección no representa una certeza, incluso cuando Gran Bretaña se prepara para su quinto líder en poco más de seis años, y el tercero desde la última votación.

Siempre que el gobierno tenga la confianza de la Cámara de los Comunes, puede decidir cuándo convocar a elecciones. A pesar de toda su agitación, los conservadores tienen una saludable mayoría de 71 en el Parlamento y es poco probable que sus legisladores opten voluntariamente por una elección en la que podrían perder sus trabajos.

Actualmente, los conservadores van detrás de los laboristas en las encuestas de opinión en niveles prácticamente históricos, lo que no muestra buenos pronósticos para el grupo.

Las próximas elecciones no deben llevarse a cabo sino hasta enero de 2025 a más tardar y, en general, se espera que ocurran a mediados de 2024, que es la época del año usual para estos comicios en el Reino Unido.

Un gobierno necesita que el Parlamento dé luz verde a los planes para una nueva votación, y tan pronto como eso suceda, comienza un período de campaña electoral de seis semanas.

Pero el tema de las elecciones generales seguramente dominará la política británica y perseguirá al nuevo primer ministro, dado el torbellino de cambios en el corazón del gobierno desde la última votación.

¿Cómo llegó Liz Truss a este punto?

La votación durante la noche de este miércoles para prohibir el fracking para el gas de esquisto dejó escenas caóticas en el Parlamento del Reino Unido. Los legisladores informaron que los asistentes de Liz Truss maltrataron a los diputados para obligarles a votar en contra de la prohibición.

La votación se presentó inicialmente como una moción de confianza en el gobierno de Truss, pero sigue habiendo confusión sobre si en realidad lo era. Un portavoz de Downing Street dijo el jueves que los legisladores conservadores que no participaron en la votación del miércoles se enfrentarán a medidas disciplinarias, según el medio PA.

El caos se produjo horas después de que Suella Braverman, la secretaria de Interior de Truss, renunciara de forma dramática a las seis semanas de haber asumido el cargo. Lo que representó un ataque contundente al liderazgo de la primera ministra.

«El negocio del gobierno depende de que la gente acepte la responsabilidad de sus errores. Fingir que no hemos cometido errores, seguir adelante como si todo el mundo no viera que los hemos cometido y esperar que las cosas se arreglen por arte de magia no es una política seria», escribió Braverman en una crítica a los numerosos cambios de rumbo de Truss en materia de impuestos y gasto público.

«Me preocupa la dirección de este gobierno», dijo Braverman. «No solo hemos incumplido promesas clave que se prometieron a nuestros votantes, sino que tengo serias dudas sobre el compromiso de este Gobierno de cumplir los compromisos del manifiesto».

Truss además despidió a su ministro de Economía la semana pasada, después de que un plan financiero desastroso, y suspendido desde entonces provocara una gran agitación en los mercados.

Las críticas

El diputado Crispin Blunt declaró este jueves a Radio 4 de la BBC que la posición de Truss era «totalmente insostenible», y añadió que ha demostrado una «falta de autoconocimiento» en este proceso.

«Y si ella no lo entiende, me sorprendería», dijo Blunt. «Pero una de las cualidades que ha demostrado es la falta de autoconocimiento en todo este proceso, porque debería haber quedado claro que no tenía la capacidad de liderar nuestro partido. Y no creo que debiera haberse presentado a la dirección en primer lugar».

Antes de la renuncia, la legisladora conservadora británica Sheryll Murray dijo este jueves que había presentado una carta al presidente del Comité 1922, Graham Brady, exigiendo un voto de censura a la primera ministra Liz Truss.

«Tenía grandes esperanzas en Liz Truss. Pero después de lo ocurrido anoche su posición se ha vuelto insostenible», dijo Murray en un tuit.

Esto se produce después de que otro legislador conservador, William Wragg, presentara este miércoles una carta de no confianza en Truss.

El Comité 1922 es el grupo de los «backbenchers» conservadores, legisladores de oficio que no están en el gobierno como ministros. Graham Brady es el antiguo presidente del grupo.