Alegorías
Por Jesús Huerta Suárez
Antes de que pasen más días de este que será un año intenso en todos los sentidos, (presiento), decidí reflexionar un poco sobre algunas de las muchas lecciones que el año que recién termina, me dejaron. Esto, con la mera intención de tratar de “detener” un poco el inexorable paso del tiempo, ese tesoro que cada vez nos queda menos, pero, sobre todo, la intención es tratar de revivir las situaciones y cosas que nos pasan, para aprender lo que se pueda de ellas.
En el 2023 aprendí que no es bueno hacerse de enemigos por cuestiones políticas; nunca vamos a cambiar y cada quien ve solo por sus intereses y/o de acuerdo a lo que le tocó vivir de niño. Confirmé que la adoración enfermiza a la clase política, por lo visto, seguirá siendo una más de las maldiciones de México, misma que solo podrá resolverse con la educación de calidad, misma que cada día escasea más en este país surrealista.
Me queda muy claro, y sin duda alguna, que los niños, la naturaleza y los animales son lo más bello y sagrado de este mundo. Hay que ver por ellos, pero en serio.
Este año que pasó, en que renuncié a mi trabajo para dedicarme a mí asuntos de tiempo completo, aprendí la importancia de cuidar hasta el último centavo, que hay que avocarse de lleno a tus planes y dejar de irte en el sueño de otros. Aprendí que sí vale la pena seguir nuestras corazonadas y hacer caso a la intuición personal. Aprendía que hay que dejar de andar siguiéndoles la “onda” a otros, y que hay que dejar de seguir yéndonos en los sueños de otros, porque nunca tendremos el éxito y felicidad que anhelamos.
El 2023 me hizo sentirme agradecido con la vida y constaté que, a pesar de todos mis miedos y demonios internos y que Dios no cumple antojos, he tenido una vida llena de bendiciones: amigos, desaires, comodidades, aprendizaje, amor de familia, educación y buenos ejemplos. Descubrí que la soledad no existe cuando te tienes y que todo esfuerzo tiene su recompensa. Me di cuenta que no es necesario acudir a cuanto evento o reunión social haya con tal de cumplir o de sentirse aceptado.
Conocí la importancia de la honestidad y de las buenas y malas energías que nos rodean, y que los pensamientos, en realidad, son tan decisivos en nuestra vida, como siempre nos lo han dicho. He luchado contra los instintos y he buscado la tranquilidad mental, ante todo.
Ahora, me queda muy claro que nadie hará nada por nosotros, si nosotros no hacemos algo por alguien sin interés. La familia sigue y seguirá siendo el mejor puerto para arribar. Ya sea familia de sangre o familia elegida.
El 2023 me ayudo a entender que salir a caminar es tan gratificante que hay que hacerlo sin dudar mientras el cuerpo nos lo permita. Aprendí que la cama y el sueño son tan nobles que los debemos aprovecharlos cuanto nos sea posible.
El orden y la perseverancia siempre traerán dulces resultados a pesar de los tragos amargos. Hay que seguir intentando.
En fin, son tantas cosas las que el tiempo nos puede enseñar, que por algo se lleva poco a poco la vida, inevitablemente. Ahora creo más en Dios y en los milagros y el que otros no crean es prueba de que a quien le irá llegando la hora. Ahora sé que a todos nos urge despertar cuanto antes a la vida.
A ti, ¿Qué te dejo el 2023? Cuéntame.
Chuyhuerta3000@gmail.com