El cambio de nombre del boulevard Camino del Seri al de Javier Gándara Magaña, despertó nuevamente la polémica entre los hermosillenses.

Unos dicen estar de acuerdo, porque creen que se lo merece al ser quien emprendió la obra en su papel como Presidente Municipal de Hermosillo del 2009 al 2012.

Otros lo rechazan, porque aseguran que ese reconocimiento debió ser -sin lugar a dudas- para su esposa Marcela Fernández, recientemente fallecida y que por casi toda su vida presidió la Fundación GanFer que brindó ayuda a muchos necesitados.

Durante la sesión de este martes, el Cabildo local tomó esta decisión; y también la de ponerle nombre al nuevo gimnasio de la colonia Nacameri, el cual será en honor -también en vida- al profesor de basquetbol, Sergio «Peludo» Maldonado Cota, quien desde hace años es un inmortal del Salón de la Fama del Deportista Sonorense por sus enseñanzas a tantas generaciones de niños y adolescentes.

Con este tipo de ejercicios en el servicio público, se trata de valorar las obras y las buenas acciones de los funcionarios de quienes siempre se espera vean por su comunidad.

Esta no es la primera vez que un ex Alcalde de la capital de Sonora es homenajeado poniéndole su nombre a una calle, ya que Jorge Valencia Jullierart también fue distinguido con una vialidad que pasa desde la estación del ferrocarril hasta el molino harinero de la calle Jesús García y Transversal -el cual cruza por las colonias Metalera, Ranchito, Coloso y Mariachi-.

Dicho reconocimiento fue por impulsar la urbanización de Hermosillo y principalmente el trayecto donde en un tiempo estuvieron las vías del ferrocarril, las cuales sirvieron casi todo el Siglo XX para transportar trigo -que luego lo llevaban a otros lugares convertido en harina-.

En la administración municipal de María Dolores del Río (cuando se oficializó este nombramiento a favor del Alcalde que se hizo famoso porque «se le botó la catota») no hubo tanto impacto y reacciones positivas o negativas como hoy; debido a que se mantenía la buena racha panista ganando las elecciones en Hermosillo (1997 con Valencia Juillerart, precisamente; 2000 con Francisco Búrquez; y 2003 con la hoy titular de la Secretaria de Seguridad Pública).

La diferencia con lo que sucede en estos días, es que ahora existen las redes sociales de internet y con ello una mayor rapidez en la comunicación; sin olvidar más participación ciudadana en los ejercicios de la política.

Hace algunos años, antes o después de un evento político y en la víspera de inaugurarse la remodelación del antiguo camino a Las Placitas (hoy Boulevard Javier Gándara, pues), me comentó Jesús Alberto Cano Vélez que él en su papel de diputado federal había hecho gestiones ante el Congreso de la Unión para asignar y posteriormente bajar ante la Federación los recursos de esa importante obra.

Obvio que, con las diferencias políticas y el dominio del gobierno estatal panista de Guillermo Padrés durante esos años, esta información ni siquiera trascendió.

Como sucede en todas las administraciones, de cualquier nivel de gobierno.

Sobre este tema, en una conversación que tuvimos los periodistas de la Mesa Cancún con el dirigente estatal del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), Calvin Valenzuela, manifestó su rechazo a esta determinación colegiada entre los ediles emanados de diferentes partidos.

Incluyendo los de Morena, aliados en todo el país con el PVEM.

Aseguró que los reconocimientos son buenos, pero sugirió que deben ser post mortem; ya que el sujeto en mención puede caer en conductas incorrectas durante el resto de su vida.

Pero siendo fiel a la verdad, debo decir que es algo que muy pocas veces se presenta, ya que la mayoría de los homenajeados a quienes se les ponen sus nombres a las calles, edificios, escuelas, conferencias magistrales o que son felicitados por un juego o una temporada deportiva; son personas honorables de conductas intachables.

Es la verdad.

A diferencia de lo que afirmó Calvin Valenzuela, este pregonero de la política y del deporte siempre ha pensado que los reconocimientos deben ser en vida.

Sobre todo, cuando el personaje se encuentra retirado de la actividad que le dio esa identidad.

Por otro lado, lamentablemente las malas decisiones que toman los políticos cuando tienen el poder, también provocan ser recordados durante toda su vida.

Una prueba de ello sucedió con el «reloj de Gastón González», el cual fue inaugurado el último día de su administración en septiembre de 1997.

Una obra que sin dudas, no era necesaria; pero que fue muy polémica por la inversión tan fuerte que se hizo de los materiales de acero que difícilmente derrumbará un ciclón y quien quite ni siquiera una bomba atómica.

Digo.

También ha habido obras y acciones de otros Alcaldes que son recordados por sus decisiones.

Guatimoc Yberri González con la mancha roja, Carlos Robles Loustaunau con la operación manitas, Francisco Búrquez con su rechazo a la desalinizadora y otros.

Por hoy es todo.

Que tengan buen fin de semana.