Columna Visión Juvenil

Por: Manuel Borbón

Por lo general, cuando el gobierno se mezcla con la ideología y las creencias de las personas, los resultados suelen ser, cuando menos polémicos, debido a que existe en el ser humano una especie de rebeldía en cuanto a sus creencias, sean estas religiosas o políticas, las cuales, tal como si se tratara de un miembro de su familia, no pueden ser tocadas, salvo que estas sean modificadas de manera sutil a través del tiempo.

Traemos el tema a colación debido a la gran polémica que generó la ya de por sí, controvertida alcaldesa de la alcaldía Cuauhtémoc en la Ciudad de México, luego de que, por motivos supuestamente administrativos, aunque después esta versión cambió, la mandataria decidió retirar un par de estatuas de los líderes de la Revolución Cubana, Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara, postradas en un parque de la colonia Tabacalera, las cuales, fueron instaladas en 2017 por el entonces edil Ricardo Monreal, en honor a ambos personajes quienes se conocieron en la Ciudad de México en 1955 y desde ahí planearon lo que a la postre sería conocida como la “Revolución Cubana” cambiando el rumbo de la historia latinoamericana para siempre.

Después de esta decisión, las reacciones no se hicieron esperar. En una Alcaldía con muchas problemáticas y temas como el de la seguridad, el nuevo fenómeno de la “gentrificación”, el tráfico y la contaminación, el tema del que todo mundo habla es de la remoción de este par de estatuas que, en palabras de la alcaldesa Rojo de la Vega, representan el dolor y la represión, calificando a ambos como “asesinos”.

Aunque la alcaldía Cuauhtémoc esté a miles de kilómetros de Cajeme, podemos decir que, aquí también “se cuecen habas”, ya que desde hace más de 10 años existe una disputa en la afamada Plaza Constitución, donde se instaló un monumento al excandidato presidencial del Partido Acción Nacional, Manuel Clouthier, mejor conocido como “Maquío”, quien es reconocido por ser el primer panista competitivo en elecciones presidencial y por representar un antes y un después en la manera en la que la derecha en México venía haciendo política, con un estilo más directo y bronco que los acercó más al poder.

Sin embargo, en estos años ha sido motivo de controversia ya que, fue propiamente el regidor panista, Héctor Rodríguez quien en la administración 2009-2012 propuso que la estatua del Maquío se colocará en la entonces recién nombrada calle Manuel Clouthier, o más conocida como 400, específicamente en la esquina de las calles 5 de febrero y 400. Lo anterior ha mantenido una disputa entre su remoción y mantenerla en el lugar ya que, al tiempo el propio Partido Acción Nacional se ha resistido a su reubicación defendiendo a su líder moral de las solicitudes de vecinos y comerciantes de la zona quienes han pedido en diversas ocasiones su reubicación con la finalidad de ampliar el área comercial de dicha plaza.

En tiempos donde la memoria histórica se convierte en campo de batalla ideológica, mover una estatua es mucho más que una decisión administrativa: es un gesto cargado de símbolos y heridas abiertas. Ya sea en la alcaldía Cuauhtémoc o en Cajeme, la verdad es que cuando el poder intenta reescribir la historia, lo que realmente pone a prueba no es solo la tolerancia, sino la madurez democrática de una sociedad.

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