Si por una tradición se conoce a México en el resto del mundo, es por la forma de festejar el “Día de Muertos”. Ciertamente, en otros países, también existe la costumbre de conmemorar a quienes se han ido, y diferentes ritos fúnebres para afrontar la muerte, que a diferencia de otros animales para los seres humanos es un proceso natural difícil de digerir. Pero en México, esta tradición adquiere una impresionante connotación que define a los mexicanos en el mundo.

Por no pasarlo por alto, hay que recordar que la tradición del Día de Muertos no es una festividad que tenga origen “mexicano”, ya que esta existe desde antes de que se conformará nuestro país, incluso antes de la Colonia. El Día de Muertos es una tradición de los pueblos originarios cuyos territorios se encuentran hoy en lo que se delimita como el Estado Mexicano.

¿Dónde surge la tradición del Día de Muertos en México?

De hecho, no es una tradición de todos los pueblos originarios de México. En el país confluyen aproximadamente 60 pueblos indígenas. Lo que es singular, es que muchos de estos pueblos celebran esta tradición de manera especial y por eso se ha extendido hasta considerarse parte de la cultura de todo el país.

Además, para muchos de estos pueblos, los de las regiones maya, nahua, zapoteca y mixteca, por ejemplo, esta tradición no es solo de importancia ritual como en otros pueblos, sino que forma parte del núcleo de su identidad y cosmovisión.

La pluralidad de representaciones y concepciones sobre el Día de Muertos que confluyen en el país es basta. Por ejemplo, mientras en la región huasteca, los nahuas viven estos días en medio de expresiones festivas, entre los chontales de Tabasco, son días de pasar en familia de manera íntima, mientras se realizan ritos domésticos.

Pero, como dije antes, esta tradición se ha expandido por todo el país, y ahora encontramos manifestaciones del día de muertos a lo largo del territorio nacional. Mientras que algunos de los pueblos originarios siguen llevando a cabo los rituales tradicionales de sus costumbres, en las otras regiones, como en las más urbanizadas, donde la presencia de las tradiciones de los pueblos indígenas es relativamente menor, se han adoptado otras prácticas, como por ejemplo la elaboración de “Pan de Muerto” para esta época.

¿Sigue siendo importante esta tradición?

Así como las formas de manifestaciones del Día de Muertos han ido cambiando con el paso de los años, como resultado del intercambio cultural que inevitablemente ocurre, incluso en situaciones jerárquicas, como fue en el contexto de la época colonial, el significado y propósito de esta tradición también se ha transformado.

Si bien, al igual que en el resto de las sociedades, la idea de la muerte y su importancia en nuestra construcción psicosocial no ha sido superada, nuestra forma de entender la muerte sí se ha transformado. Lo que sin duda permanece es la importancia que para la sociedad representa tener una forma de ritualidad que nos ayude a afrontar la inmensidad detrás de la muerte.

Sin embargo dentro del complejo mundo en el que hoy sobrevive esta tradición prehispánica, también se convive con formas de incorporación de estás tradiciones que poco tienen que ver con las transformaciones históricas de los pueblos.

Estas otras adaptaciones de esta tradición, y de muchas otras, son las que se construyen de forma artificial, por llamarle de alguna forma a la falta de trasfondo histórico. Estas manifestaciones no tienen un fin ritual, mucho menos tienen como piedra fundacional la necesidad de explicar y afrontar la muerte. Estas nuevas prácticas nacen de propósitos publicitarios o monetarios. Y el problema con ello es que muchas veces implica lo que se conoce como apropiación cultural.

Esto no quiere decir que todo lo que se hace alrededor del Día de Muertos, que no tiene que ver con las actividades o la participación de los pueblos indígenas, deba señalarse de apropiación cultural. Las culturas no son estáticas ni atemporales, ni la de los pueblos indígenas, ni la de las sociedades mestizas. Ambas son el resultado del intercambio cultural y el contexto histórico en el que se encuentran, y también de su historia particular.

Pero entonces, ¿cómo podemos discernir de las nuevas manifestaciones culturales y las apropiaciones culturales?

Para las sociedades humanas, la ejecución de ritos y ceremonias tiene una importancia social indispensable, la creación de vínculos. Los rituales son un reflejo de las cosmovisiones sociales y, a partir de éstas se establecen vínculos simbólicos con personas o seres divinos y también con el entorno natural.

Por ejemplo, en algunas colonias urbanas, durante el 1° y 2° de Noviembre suelen tener lugar diversos encuentros e interacciones entre los miembros de las comunidades. Desde ofrendas colectivas, hasta exposiciones públicas de diversas manifestaciones artísticas referentes a estas fechas. Y aún sin pertenecer a ningún pueblo originario, muchas familias colocan ofrendas a sus seres queridos que han partido, lo cual implica establecer vínculos simbólicos familiares.

Las tradiciones pues, sirven para crear comunidad y construir una identidad, colectiva e individual. La transformación de la festividad del Día de Muertos, que caracteriza a nuestro país, contiene sin duda elementos culturales y estéticos que vale la pena cuidar para que no se pierdan en el tiempo. Pero también hay que prestar atención en preservar esta tradición desde su importancia original, la de crear comunidad.