La campaña dejó a la vista las enormes divisiones en la principal potencia mundial, ya sea a nivel social, racial, económico o político.

Joe Biden y Donald Trump encabezan un frenético último día de campaña el lunes, víspera de unas elecciones intermedias que marcarán el resto del mandato del presidente de Estados Unidos y pueden allanar el camino para la vuelta a la Casa Blanca de su predecesor.

Los demócratas se juegan su mayoría en el Congreso en unos comicios que Biden ha calificado de «definitorios» para la democracia estadounidense, aunque los temas de actualidad, como la inflación, han dominado la campaña.

Según las encuestas, los republicanos lograrán el martes la mayoría de los 435 escaños de la Cámara de Representantes, que se renueva completamente, y muchos demócratas temen que el Senado (con un tercio de los escaños en juego: 14 demócratas y 21 republicanos) también se les escape.

Actualmente los demócratas tienen mayoría en las dos cámaras, pero el senado solo por un voto, el de la vicepresidenta Kamala Harris.

Las elecciones de senadores en Pensilvania, Nevada, Wisconsin, Georgia, Nuevo Hampshire y Ohio están igualadas.

El Partido Republicano sueña con una «ola roja», el color de los conservadores.

Kevin McCarthy, posible futuro jefe de filas de los republicanos en la Cámara de Representantes, ya contempló el lunes en CNN el lanzamiento de investigaciones sobre el balance de Joe Biden, desde la retirada de Afganistán hasta la gestión de la pandemia de Covid-19. Tampoco descarta un eventual procedimiento de destitución.

Si los demócratas sufren una derrota, el Congreso quedará en manos de la oposición cuando aún le quedan a Biden dos años de gobierno.

La campaña dejó a la vista las enormes divisiones en la principal potencia mundial, ya sea a nivel social, racial, económico o político.

Mientras los candidatos republicanos amenazan con no reconocer los resultados si pierden, la toma de control de la red social Twitter por parte del multimillonario Elon Musk alimenta las preocupaciones sobre una ola de desinformación.

En un tuit este lunes Musk llamó a los estadounidenses a votar por los republicanos. «El poder compartido frena los peores excesos de ambos partidos, por lo que recomiendo votar por un Congreso republicano, dado que la presidencia es demócrata», tuiteó.

Rusia aviva las ascuas.

«Hemos hecho injerencias, lo hacemos y vamos a seguir haciéndolo. Con precaución, precisión, de manera quirúrgica, de una manera que nos es propia», declaró un empresario cercano al Kremlin, Yevgeny Prigozhin.

Apodado el «cocinero de Putin», Prigozhin es objeto de sanciones estadounidenses por su presunto papel en injerencias en las presidenciales de 2016 que auparon al poder a Donald Trump.

Ahora sus amenazas llegan justo cuando el expresidente republicano alimenta el suspense sobre una nueva candidatura para los comicios de 2024.

En un mitin del fin de semana, Trump -que sigue lanzando falsas afirmaciones de que las elecciones de 2020 fueron robadas- acusó a los demócratas, a quienes calificó de «radicales y locos», de provocar «la decadencia y la caída de Estados Unidos».

El multimillonario estará este lunes en Ohio, un estado industrial del Medio Oeste emblemático del Estados Unidos que él ha sabido seducir: la clase media, mayoritariamente blanca, que vive en el campo o en el extrarradio, y tiende a replegarse frente a la globalización.

Con su índice de aprobación en torno al 42%, Biden ha evitado en gran medida los estados más conflictivos.

Los candidatos demócratas han recurrido en campaña al embrujo de sus estrellas, como los expresidentes Barack Obama y Bill Clinton.

Pregonar logros

El sábado Biden se reunió con Obama en Pensilvania, como parte de una agitada agenda que en los últimos días también le ha llevado a Illinois, Florida y Nueva York. Este lunes dará un mitin cerca de la capital, en Maryland.

Biden tiene logros que pregonar, como la reducción de los precios de los medicamentos con receta, el aumento de la fabricación de microchips y las inversiones récord en infraestructuras, aunque el Partido Demócrata ha tenido dificultades para convertir esas victorias legislativas en entusiasmo en el corazón de Estados Unidos.

De acuerdo con los sondeos, la mayoría de los estadounidenses están preocupados por la economía y creen que el país va por mal camino, lo que anima a los candidatos republicanos a lanzarse a por distritos que antes parecían inalcanzables.

También esperan conseguir parte de las 36 gobernaciones y numerosos cargos municipales que se disputan en estas elecciones que suelen castigar al partido en el poder.

Los demócratas han centrado sus argumentos finales en el derecho al voto, la protección del acceso al aborto y la asistencia social, y en el caso de Biden, en la amenaza que supone el creciente apoyo entre los republicanos de Trump a las teorías de la conspiración política.

Los republicanos contraatacan diciendo que votar a los demócratas significa inflación galopante y aumento de la delincuencia, buscando convertir estos comicios en un referéndum sobre el presidente.

En la última encuesta nacional de NBC News, el 48% de los posibles votantes dijo que prefería un Congreso controlado por los demócratas, mientras que el 47% querría que los republicanos estuvieran al mando.

La participación depende en parte del tiempo que haga el día de las elecciones, que se anuncia más bien cálido.

Alrededor de 40 millones de estadounidenses ya votaron.