El helicóptero que piloteaba el ex presidente de Chile Sebastián Piñera cayó este martes a los pocos minutos de despegar, sobre las aguas del Lago Ranco, con cuatro personas a bordo. Pero el único que perdió la vida fue el ex mandatario y las autoridades no determinaron aún las causas mientras se espera que avance la investigación.

Piñera, de 74 años, había acudido a un almuerzo en la casa del empresario José Cox y piloteaba el helicóptero, que despegó cerca de las 15:30, hora local. Junto a él viajaban su hermana Magdalena, su amigo Ignacio Guerrero y el hijo de este último.

La Dirección General de Aeronáutica Civil de Chile (DGAC) informó que, tras apenas “unos minutos de vuelo”, el helicóptero —un Robinson R44, matrícula CC-PHP— se desplomó. De la aeronave lograron salir los tres pasajeros, quienes pudieron llegar por sus propios medios hasta la orilla.

Los tres supervivientes fueron trasladados a un centro médico pero el cuerpo de Piñera se hundió junto al helicóptero. Los buzos de los bomberos lograron recuperar el cadáver a más de 20 metros de profundidad y el mismo fue trasladado hasta el Servicio Médico Legal de Valdivia para realizar la autopsia.

La Armada chilena indicó que las condiciones meteorológicas no eran especialmente buenas porque había chubascos en la zona, pero no concluyó que el siniestro haya sido causado por el mal tiempo.

El ex jefe de Estado tenía 20 años de experiencia como piloto, contaba con su licencia al día y con el resto de los controles de rigor aprobados.

En diálogo con el periódico local El Mercurio, un allegado al político narró que “era un gran piloto, de muchísimos años de experiencia”.

Con esa versión coincidió otro amigo, quien acotó que a su helicóptero “no lo había querido cambiar” dado que “no le gustaban más grandes”.

“Le encantaba volar. Era audaz pero siempre midiendo los riesgos. Volaba con sus hijos, con sus amigos cercanos y volaba cada vez que podía. En 2006, por ejemplo, el día de la segunda vuelta de la elección presidencial contra Michelle Bachelet, salió a recorrer la Región Metropolitana en su helicóptero, y cuando aterrizó en el aeródromo de Tobalaba previo a reconocer su derrota en los comicios, confesó: ‘Volar por los cielos tranquiliza el alma’”, recordó.

El Robinson R44 de Sebastián Piñera, propiedad del ex mandatario desde 2006, tenía una capacidad para cuatro personas (el piloto y tres pasajeros), una carga de poco más de 400 kilogramos, una longitud de 8,96 metros y el diámetro del rotor principal de 10 metros.

En altura, pasaba los tres metros; tenía un peso vacío de casi 658 kg y contaba con una velocidad crucero de 200 km/h. Su alcance era de 560 kilómetros y el techo de vuelo de 4.300 metros.

Sebastián Díaz, piloto e instructor de vuelo, contó a El Mercurio que tuvo “el honor de hacerle instrucción” a Piñera. “Pude hacerle varios chequeos al Presidente. De hecho, él me pedía constantemente que le hiciera chequeos, y si yo consideraba que un ejercicio está saliendo mal, se repite el ejercicio, se vuelve a hacer, se repasan los conceptos, se conversan los temas y se vuelven a ejecutar”, recordó.

Luego indicó que el ex presidente era “súper obediente, súper estudioso, súper preocupado y consciente de sus debilidades. Me pedía constantemente que lo acompañara y me pedía consejos respecto de su vuelo”, agregó.

Por último, manifestó: “Cuando él dejaba de volar por temas laborales, tenía la preocupación de hablar con un piloto, y yo tuve muchas oportunidades de volar con él para que le hiciéramos un chequeo. En ese sentido, él tenía su licencia al día y tenía lo que se llama una estandarización, que es un vuelo que se hace cada dos años, vigente”.

Dos incidentes previos

Piñera había obtenido su licencia como piloto el 24 de septiembre de 2004 y, pese a su experiencia, tuvo dos incidentes al mando de este tipo de vehículos.

Uno ocurrió en 2010, un mes antes de asumir su primer gobierno, cuando registró un “aterrizaje brusco” en la misma zona del Lago Ranco, de acuerdo a los registros de la DGAC. Esa vez, el rotor de su aeronave chocó con un árbol pequeño, lo que causó “la pérdida parcial del control de la aeronave”. La investigación determinó que “un repentino cambio en la dirección e intensidad del viento” incidió en el accidente.

El otro fue en enero de 2011 cuando, ya en el poder, el helicóptero en que viajaba hacia Cobquecura tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia luego de quedarse sin combustible. “Una planificación errada”, de acuerdo al informe de ese incidente.