Las revelaciones emitidas durante las últimas dos semanas en la plataforma Latinus -que conduce el periodista Carlos Loret de Mola-, han dejado al descubierto la vulnerabilidad del Gobierno Federal en dos aspectos sumamente importantes.
El primero de ellos -y considerado como el tema más delicado que descubrió el grupo de hackers internacionales autonombrados «Guacamayas»-, es el precario estado de salud del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Mientras que el segundo punto que se ha expuesto ante la opinión pública, son los -hasta hace poco- calificados archivos secretos de la Secretaría de la Defensa Nacional; instancia en la cual, en lugar de investigar y hacer trabajos de inteligencia contra grupos y personas al margen de la ley, ahora resultó ser la investigada.
Y debido a que el presidente López Obrador aceptó todo lo revelado en esta investigación, los analistas políticos de línea conservadora dicen que pudiera caber la posibilidad de que las mismas autoridades hayan facilitado el «hackeo».
Esto ¿con qué fin?
Primero para sensibilizar al país y mejorar la imagen del Presidente de la República; y que se refleje en las próximas elecciones constitucionales del 2024.
Y segundo, justificar las acciones de espionaje de nuestras autoridades contra sus adversarios (como dijimos líneas arriba); toda vez que ventilaron que esa tecnología fue adquirida en sexenios anteriores de la época neoliberal del PRI y el PAN -diría AMLO-.
Sobre las enfermedades de López Obrador y todos sus achaques, me hace recordar la campaña para la Gubernatura de Sonora en el 2003, cuando el jefe de Comunicación Social, Vicente Sagrestano Alcaraz, declaró que su candidato Ramón Corral Avila tenía una enfermedad relacionada al corazón o algo así.
Estrategia que al final de cuentas no fue suficiente para ganar, ya que Eduardo Bours -del PRI y del Partido Verde- consiguió la victoria por escaso margen de 6 mil votos.
Algo así como medio punto.
Si no me equivoco.
A estas alturas del partido, no creemos que los cerebros de la 4T necesiten difundir más las enfermedades que de antemano sabemos tiene López Obrador; ya que los puros programas sociales son suficientes para tener cautivo a un electorado que por fin está viendo llegar el apoyo que antes era limitado y se les recortaba con cualquier pretexto.
Recordemos la llegada de los ciclones, sismos, inundaciones, incendios forestales y demás situaciones atípicas que perjudicaban a nuestras poblaciones urbanas y rurales; razón por la cual y para su reconstrucción, eran utilizados los financiamientos que se le quitaban al dilatado Fondo de Desastres Naturales (Fonden).
Obvio que a raíz de estos allanamientos a la tecnología del Ejército Mexicano, se han derivado una gran cantidad de reacciones en contra del Gobierno Federal, que ha sido defendido por el mismo Presidente de la República.
No sin antes reiterar que muchas de las cosas malas que hoy suceden en nuestro país, son por culpa de los funcionarios del pasado.
Lo bueno y citando la frase que comúnmente utilizaba el desaparecido locutor Fausto Soto Silva: aunque llueve, truene o relampaguee; los apoyos de los programas sociales siguen llegando a la población.
Esperemos que «Guacamayas» o cualquier otro grupo delictivo de «hackers», no vacíen las cuentas bancarias donde están depositados los apoyos de los programas sociales que maneja la Federación.
Ni que las personas de la tercera edad, estudiantes o discapacitados; sean víctimas de fraude ni nada por el estilo.
Siguiente comentario.
Gildardo Real Ramírez nunca ha ganado una elección constitucional y pese a ello, ya ha sido tres veces Diputado Local en el Congreso del Estado de Sonora.
Todas ellas por la vía plurinominal.
Sin hacer una sola campaña, pues.
Y luego de haber tenido varios puestos en la administración pública -apoyado por su afiliación de ultra derecha-, compitió como candidato a la única elección de su vida; por lo que ahora es el Presidente del Comité Directivo Estatal del PAN.
Puesto al que llegó, dicen, gracias al apoyo de la familia Gándara Fernández.
Antes de ocupar -hace algunos años- su primera curul en el edificio de Pedro Moreno y Tehuantepec, Real Ramírez conocía ese lugar porque se desempeñaba como asistente personal del entonces diputado local Gustavo De Unánue Aguirre (en la Legislatura 56 del 2000 al 2003, cuando Francisco Búrquez gobernaba Hermosillo y Armando López Nogales estaba en la segunda parte de su sexenio en Sonora).
Para los que no lo recuerden, Gustavito y su papá del mismo nombre, fueron dos de los muchos empresarios locales que llegaron con esa generación de panistas que resurgieron en la administración municipal de 1997 al 2000 con Jorge Valencia Juillerart -que falleció a principios de este año-.
Luego siguieron dentro del servicio público en las etapas de Búrquez Valenzuela (como les indicamos líneas arriba) y con María Dolores del Río Sánchez; recibiendo también oportunidades en el Gobierno Federal de Felipe Calderón y en el Gabinete Estatal con Guillermo Padrés Elías.
Y en todas esas etapas que acabamos de enumerar, ahí también se encontraba -y con puestos importantes- Gildardo Real Ramírez.
Ahora en su calidad de dirigente de los panistas sonorenses, se percibe poca comunicación con sus agremiados y también con los medios de comunicación.
No obstante, hay que reconocer que la semana anterior tuvo un encuentro con los periodistas de la Mesa Cancún, donde habló de varias situaciones que ha vivido su partido en los últimos años; demostrando que tiene buen perfil teórico, pero de práctica incierta.
Después de afirmar que -de por vida- el PAN ha gobernado 71 de los 72 municipios de Sonora (menos San Ignacio Rio Muerto), recalcó que su primera tarea como dirigente estatal es levantar el ánimo de los panistas y reestructurar todos los Comités Municipales.
«No puedo cerrar los ojos ante Morena que tiene gran popularidad en todo el país», reconoció el también ex delegado de Diconsa, al manifestarse orgulloso de la bancada panista del Senado de la República que la semana pasada rechazó la militarización del país.
Propuesta que finalmente fue aprobada para que la Guardia Nacional sea administrada por el Ejército Mexicano hasta el año 2028.
Obvio que en su calidad de adversario político del nuevo régimen que impera en Sonora, el dirigente panista hizo señalamientos muy fuertes respecto a la postura del Gobierno del Estado por las supuestas consideraciones que, afirmó, le tienen a la ex gobernadora priista Claudia Pavlovich.
«A la que no tocan ni con el pétalo de una rosa», añadió.
Omitió, por supuesto, los señalamientos que en su momento se hicieron por actos de corrupción a varios ex funcionarios del sexenio panista de Guillermo Padrés, quienes resolvieron económicamente lo que resta de sus respectivas vidas.
Al lamentar que los puestos públicos que detentan actualmente los panistas son una herencia del CDE del PAN que encabezada Ernesto Munro (aunque no dijo su nombre), informó que su presencia en la burocracia sonorense es de 62 Regidores, 17 Síndicos, ocho Alcaldes, tres Diputados Locales «y medio gobernamos la capital del Estado con el ‘Toño’ Astiazarán», apuntó.
Una vez que fluyeron las preguntas y respuestas con los columnistas de la Mesa Cancún, el dirigente panista reconoció que hasta el momento no ha habido contacto con las autoridades estatales; y posteriormente siguió echándole tierra a la estrategia de seguridad pública.
De lo cual, afirmó, le gustaría escuchar una estrategia novedosa y que realmente funcione en Sonora.
Igualmente dijo que también le gustaría saber de más apoyos para los Ayuntamientos por los desastres que provocan las lluvias; entre otros buenos deseos.
Sin embargo, usted se ha de dar cuenta, estimado lector, que en honor a la congruencia, esos mismos anhelos debió tener Gildardo Real cuando trabajó para el Gobierno Federal con Felipe Calderón o para la Alcaldía con Javier Gándara Magaña.
O ya, por lo menos, en el sexenio de Padrés Elías; que pese a no ser funcionario estatal, sí tenía un gran compañero de partido en el Poder.
Pero nunca dijo nada parecido.
En resumen, mis letrados amigos, sépase que Gildardo Real es un hombre bien intencionado y de teoría; porque cuenta con una ingeniería y una maestría, además de una militancia de más de 20 años y muchos puestos públicos por asignación directa.
Pero nunca por haber ganado una elección constitucional.
Y algo bueno debe tener, para que lo tomen tanto en cuenta y que ahora sea el líder de los panistas en Sonora.
En lo que pudiera ser la analogía de un barco, esperemos que del timón de Gildardo Real el PAN levante el ancla y vuelva a navegar en los mares del triunfo electoral.
Porque al final de cuentas, creo que los panistas tienen más fácil su ruta de navegación que los otros partidos en Sonora.
Seguimos en contacto.