A poco menos de un año de uno de los comicios más complejos y determinantes para el futuro de nuestro país, los ánimos parecen haber comenzado a caldearse de una manera sumamente anticipada, los cuales se encontraban contenidos en lo que pareciese una olla de presión, es decir, las pasadas elecciones estatales de Coahuila y Estado de México, lo que provocó que, tal como si se tratara de un estallido a presión, los suspirantes a la presidencia de la república comenzaron de lleno con una carrera que, por lo visto, pinta para convertirse en una competición de resistencia a largo plazo, toda vez que, para mantener el tirón de promoción electoral se necesitan muchos recursos y habilidades por parte de los suspirantes.

Donde parece que las cosas comienzan a tornarse color de hormiga y, sobre todo, donde la competencia y ojo público se ha centrado en la mayor parte del tiempo es Morena, donde las corcholatas presidenciales, es decir, Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Adán Augusto y Ricardo Monreal, han decidido emprender una verdadera campaña electoral sin medir en gastos y consecuencias, a sabiendas de que, para estos cuatro perfiles la carrera presidencial es matar o morir, ya que, en gran medida su futuro político no cuenta con otras alternativas más que la búsqueda por la primer magistratura ejecutiva del país. Asimismo, en el bando oficialista, los partidos aliados parecen haberle encontrado la cuadratura al círculo y, hallaron en las alianzas y coaliciones un método efectivo de coacción en la búsqueda de mayores posiciones y concertaciones, por lo cual, han decidido “calentar” a sus propios gallos, siendo por parte del Partido del Trabajo, Gerardo Noroña, y por el Partido Verde, Manuel Velasco, quienes buscarán generar para sus partidarios mejores condiciones a la hora de las negociaciones. Por lo pronto, al momento en que se escriben estas líneas, el partido oficial, Morena, lleva a cabo su convención para elegir los métodos de selección de candidatos, quienes fieles a sus raíces, el besamanos de arribo, acompañado de su respectivo vitoreo de “presidente” o, “presidenta”, según sea el caso, se hizo presente.

Mientras tanto, la oposición está enfrascada en una lucha esteril entre el PRI y Movimiento Ciudadano, por la no incorporación de los segundos a la alianza opositora y señalamientos mutuos de cercanía con el régimen morenista. Empero, poco a poco, y sin que se les haya dado crédito por ello, han ido retomando el rumbo en el camino ya que, hace algunos meses se decía que la oposición no contaba con aspirantes o perfiles que levantarán la mano por la silla presidencial, lo cual, hoy en día cuentan con más de una decena de aspirantes, asimismo, las pinceladas del método de selección han dejado entrever la polémica que existe entre los suspirantes opositores. Sin embargo, en momentos de transformación y cambio como los que se viven en la actualidad en los que, los vientos pintan difíciles para acceder al poder, es necesario que surjan mujeres y hombres que cuenten, como lo decía Jesús Reyes Heroles, con cabeza, corazón y, sobre todo, carácter, para enfrentar con fuerza y determinación al poder y, no solamente con intenciones político electorales que se han remitido solamente a decir, el cómo no, y nada del como sí, en primera instancia para vencer al sistema electoral que ha construido morena, pero sobre todo, de su visión de país para resolver las problemáticas del futuro próximo.

Los tiempos se han adelantado y, las barreras previas a la elección presidencial de 2024 se han diluido, por lo tanto, la calentura presidencial generará en los días próximos que dicha fiebre electoral se desdoble a los ámbitos estatales y municipales. Tiempo al tiempo.

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