La mayoría de los habitantes de Cajeme se encuentran haciéndose una pregunta después de ver la lamentable situación en la que se encuentra una ciudad que alguna vez fue reconocida por ser una de las mejores de México en prácticamente cualquier indicador y, hoy en día se ubica en los primeros lugares, pero de todo lo negativo, ¿es posible revertir el rumbo que lleva el municipio?
Ante esta sencilla pregunta, los análisis que surgen son diversos pues, en la mayoría de las ocasiones solemos hacer responsable en su totalidad a los gobiernos de los momentos difíciles por los que pasa nuestra comunidad, esto sin poner atención en que, quienes elegimos a nuestros gobernantes somos nosotros mismos y, por lo tanto, quien dirige el timón de nuestras comunidades es un reflejo exacto de la naturaleza de nuestra sociedad.
En esta ocasión, y después de haber realizado un análisis exhaustivo a esa pregunta surgen las siguientes anotaciones: no es una mentira para nadie que después de los casi 100 años de historia del municipio de Cajeme, las diversas etapas que ha atravesado la ciudad han ido moldeando la esencia del Cajemense, sin embargo, la mayoría coincide que la coyuntura actual rebasa por mucho los retos a los que se han enfrentado los habitantes de esta urbe en el pasado. Asimismo, surge la desesperanza derivada de haber intentando prácticamente de todo al cambiar colores al mando político del municipio y seguir rompiendo en negativo todos los niveles aceptables en materia de violencia, inseguridad, infraestructura pública, oportunidades, entre otros, por lo que ha surgido la percepción de que las cosas simple y sencillamente han llegado a un grado en el que los daños ocasionados por años de corrupción, apatía y falta de voluntad se han vuelto irreversibles y que, por lo tanto, el municipio se encuentra simple y sencillamente condenado a una muerte lenta y dolorosa que ha comenzado a palparse con el éxodo de familias enteras en búsqueda de nuevas ciudades con mayor calidad de vida.
Ante esta compleja situación es importante que, así como en el pasado, hombres de su tiempo tuvieron la valentía y la visión para tomar el toro por los cuernos y darle rumbo al municipio de Cajeme, hoy en día existe un compromiso que debe adoptar una generación completa de jóvenes que, ante la adversidad, han decidido quedarse en su municipio por diversas razones para dar la batalla en el campo de las ideas, pero sobre todo, en el de las acciones, siendo esta la única manera en la que se puede hacer una pausa en el camino, identificar de manera puntual que es lo que nos ha puesto en esta difícil situación y comenzar a retomar el rumbo para colocar al municipio de Cajeme de nuevo en la senda de la prosperidad y las oportunidades para todos de entrada al siglo de vida de esta ciudad.
A pesar de los pronósticos desalentadores que muchos han vaticinado del futuro próximo de nuestra ciudad, es importante que, si existe al menos el 1% de posibilidades, se intente hacer algo con la contundencia suficiente como para dar el golpe de timón necesario y que el municipio de Cajeme salga de esta grave crisis que parece no tener final, de otra manera, una de las ciudades más prosperas del norte del país podría seguir los pasos de grandes comunidades que, ante la apatía de sus ciudadanos y las malas decisiones de sus gobernantes terminaron por acabar con años de historia. Para los cajemenses esta pudiese ser la última llamada.