Más allá de los titulares

Por Alejandro Gleason

En el mundo de los negocios, solemos enfocar la atención en resultados, métricas y estrategias inmediatas. Sin embargo, el verdadero liderazgo no se mide únicamente en cifras, sino en la capacidad de comprender la esencia de los fenómenos y no solo sus consecuencias. Ahí es donde la filosofía se convierte en una herramienta indispensable para los directivos.

Filosofía: Amor al Saber y al Ser

La filosofía no es un ejercicio abstracto reservado a las academias; es amor por el saber y, en particular, por lo más profundo del ser humano. Implica ir más allá de las pasiones momentáneas y centrar la mirada buscando lo que verdaderamente importa: la verdad, el bien y la sabiduría.

Un líder que integra la filosofía en su formación se fortalece en su capacidad de discernir, comprender y dirigir con claridad. La realidad con la que lidiamos no está fuera, sino en nuestro cerebro; se configura con los conceptos que hemos adquirido a través del lenguaje y la experiencia. Filosofar es aprender a trabajar sobre nuestro propio “yo” y a transformar esa realidad. Al aprender a filosofar, el directivo comienza a percatarse sobre lo que realmente importa tanto para su persona, como para su equipo y el resultado de sus negocios.

Ganar Perspectiva para Decidir Mejor

Mientras que el pensamiento crítico busca decisiones óptimas, la filosofía ofrece algo aún más valioso: perspectiva y visión. Permite:

  • Comprender lo esencial y auténtico de cada situación.
  • Deconstruir discursos establecidos y construir nuevos marcos mentales.
  • Ampliar la visión estratégica más allá de lo inmediato.
  • Tomar decisiones que integren razón, ética y propósito.

El Ejemplo del Rey Salomón

La historia nos ofrece un ejemplo paradigmático: el Rey Salomón. Cuando se le dio la oportunidad de pedir lo que quisiera, no eligió riquezas ni poder, sino sabiduría para gobernar bien a su pueblo. Ese deseo lo convirtió en uno de los líderes más recordados de la historia, capaz de inspirar respeto, justicia y grandeza.

De la misma manera, un empresario o directivo que busca sabiduría antes que beneficios inmediatos abre el camino para alcanzar resultados más profundos, duraderos y trascendentes. De cierta manera es apostar a lo seguro, ya que predomina la importancia de nutrir el ser sobre todo lo demás comprendiendo que nutriendo al ser, las riquezas y logros materiales llegan como consecuencia, pero la sabiduría es el fundamento que sostiene y multiplica todo lo demás.

Sabiduría: El Activo más Valioso de un Directivo

Cuanto más comprende un líder, más puede hacer. Esta es la base de toda gestión empresarial sólida. La adquisición del saber no es un lujo intelectual, sino un recurso práctico que amplía la capacidad de acción y de innovación. No todo beneficio debe ser material; la ganancia en perspectiva y sabiduría se traduce en decisiones más humanas, sostenibles y eficaces.

Conclusión

La filosofía es mucho más que teoría: es una disciplina transformadora que fortalece al directivo en lo más esencial de su labor. En tiempos donde la rapidez domina, detenerse a pensar con profundidad puede parecer una pérdida de tiempo, pero en realidad es la mayor inversión en liderazgo.

Un líder que filosofa no solo dirige una empresa: construye visión, moldea cultura y genera confianza. Así como Salomón, quien al elegir la sabiduría alcanzó también todo lo demás, los empresarios que priorizan la perspectiva y el saber estarán mejor preparados para guiar a sus organizaciones con éxito y trascendencia.


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Soy Alex Gleason, coach especializado en Liderazgo Estratégico y Desarrollo Directivo. Acompaño a empresarios y líderes a ganar perspectiva, fortalecer su autoconocimiento y tomar decisiones con mayor claridad y visión.

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