Era lógico que por la incapacidad de las autoridades de la Universidad de Sonora encabezadas por Rita Plancarte, se haya tomado la única opción de expulsar a un estudiante con síndrome de autismo que fue denunciado por agresividad y amenazas contra sus compañeros de clase y maestros.

De acuerdo a la información que circuló en los últimos días en el informativo Proyecto Puente y en otros medios de comunicación, el joven que cursaba -o cursa- el tercer semestre de Psicología, ya tenía tiempo provocando la preocupación de la gente que estaba en su entorno.

Incluso afirman que lo hacía desde años atrás, cuando cursaba otras dos carreras que dejó iniciadas.

Los quejosos dijeron que, primeramente el muchacho se auto flagelaba frente a todos cuando sufría crisis nerviosa, también porque mandaba mensajes amenazadores a través de su teléfono celular y porque en algunas ocasiones portaba objetos con los que presuntamente pudo haber agredido a sus semejantes.

Lo cual, al parecer, no sucedió.

Una vez que lo sacaron presencialmente de las aulas, la propia Unison dio a conocer que Fernando tomará clases en su casa vía internet, con el propósito de evitar cualquier riesgo contra sus compañeros y maestros.

Como si fuera un monstruo.

Después de tanto escándalo que se hizo por esta situación, repito, hasta el momento no se ha sabido que haya amenaza cumplida con un alumno o maestro agredido físicamente.

Aunque para el propósito de prevención, resulta sorprendente la solidaridad y la unificación de las personas tentativamente afectadas -y hasta de algunos padres de familia- que días atrás se sumaron a una manifestación en el edificio de Rectoría solicitando la expulsión.

Por lo que se puede deducir de esta situación, creo que es muy probable que los papás de este joven no son tan influyentes para que hayan podido evitar su salida; ya que previo a la resolución vía fast track, no se mencionaban ni aparecían en el diálogo con las autoridades universitarias y personas que acordaron esta resolución.

Sin embargo, al ratificarse la expulsión y la lluvia de comentarios negativos en contra de este muchacho, sus papás dijeron que lo criminalizaron injustamente.

Y tienen razón.

Todo esto, me resume a una pregunta seria:

Así como actuaron tan rápido contra este joven con discapacidad, ¿porqué no lo han hecho las autoridades universitarias en contra de lo maestros barbajanes acosadores de jovencitas y que hay en las diferentes carreras?

Porque por más denuncias que se han publicado en las redes sociales de internet, en medios de comunicación y ante las propias autoridades de la Unison, por algunos años, nunca ha habido una acción que reprima o castigue a esos desgraciados que todavía andan de acosadores.

Rita Plancarte, es una rectora pasiva que no actúa cuando lo debe hacer. Al grado que en su administración, es cuando dejaron de funcionar muchas cosas que antes estaban controladas o que eran normales en la universidad.

Prueba de ello, es el peligro actual que corren las estudiantes que salen de sus clases por las noches y recorren a oscuras su camino rumbo a las paradas de camiones que hay alrededor externo del campus universitario.

No obstante y con el propósito de lucirse, la Rectora aprovecha todos los eventos públicos estudiantiles o de cualquiera de los tres niveles de gobierno para hacer acto de presencia, como si fuera un referente de la excelencia educativa en Sonora.

Siendo que ya para estas alturas, hay otras instituciones de educación superior en Sonora que son dirigidas mucho mejor y acorde a la proveeduría de profesionistas que ocupa el sector productivo de la entidad y el país.

Ojalá que esta situación del muchacho autista, sea un parte aguas para que en breve se acabe el acoso sexual en las aulas de todo el campus de la Universidad de Sonora y de otras instituciones similares.

Incluso, esta coyuntura también abre la perspectiva para que el Alma Mater u otra universidad pública estatal planee y posteriormente ofrezca licenciaturas para jóvenes especiales.

Pero si hablamos de acoso, es obvio que las aulas no son el único lugar donde se presenta esta patanería; sino que también y por años ha trascendido en oficinas de gobierno, en organismos autónomos, en maquiladoras y diferentes centros de trabajo.

Con el fin de acabar con este problema, es necesaria la práctica de la denuncia de quienes sean las y los más afectados.

¿Porqué no?

Okay, amigos.

Por hoy es todo.

Que tengan buena semana.