Columna Visión Juvenil
Manuel Borbón
Recientemente el sentimiento de nostalgia en el municipio de Cajeme se ha ido expandiendo de manera generalizada entre quienes les tocó vivir en la ciudad otrora conocida por su paz, oportunidades y limpieza. Se trae a colación lo anterior debido a que, durante el pasado fin de semana por cuestiones de la casualidad apareció dentro de mis opciones para ver películas en las plataformas digitales “Casi Treinta”, un filme que, conforme el paso de los años se perdió dentro del mundo del cine, pero que, en su momento significó una de las mejores representaciones de lo que se vive día con día en el municipio de Cajeme.
La película comienza con la historia del actor Manuel Balbi quien interpreta a Emilio, un joven Cajemense que durante su etapa académica emigró en búsqueda de sus sueños a la Ciudad de México logrando ser un ejecutivo exitoso. Sin embargo, al paso de los años decidió regresar a Ciudad Obregón en búsqueda de respuestas para su vida, sin pensar que se encontraría con una terrible realidad, la cual, si bien es cierto que, en la película representa una historia de ficción, no dista mucho de lo que sucede hoy en día a poco menos de diez años del lanzamiento de dicha cinta.
La historia nos pone nuevamente en el mismo lugar, una ciudad donde los años de bonanza forjados por una generación de mujeres y hombres fuertes desembocaron en una etapa de oportunidades para todos, lo cual a su vez, generó una generación débil que tiene hoy en día viviendo al municipio de Cajeme una etapa sumamente compleja en la que, la apariencia por el que dirán y los prejuicios propios de un pueblo pequeño se han apoderado de una realidad distorsionada, en la que, a diferencia del pasado, ni el pobre ni el rico tienen su tostón.
Casi treinta, nos narra de una manera digerible las historias que viven miles de familias en Cajeme, quienes a raíz de la crisis que se vive en el ramo de la agricultura, los jóvenes han tenido que salir del municipio que los vió nacer en búsqueda de nuevas oportunidades, dejando a Cajeme convertido en un verdadero polvorín, en donde la desesperanza parece haber carcomido los corazones de sus habitantes.
Volviendo a la realidad, el tiempo parece colocarnos ante la disyuntiva de renovarse o morir, ya que, recientemente los hechos presentados en nuestra comunidad nos invitan a reflexionar sobre que nos puso en esta situación tan lamentable, cuando en el pasado, hablar de Cajeme era motivo de un gran orgullo para sus habitantes, mientras que conforme el paso de los años el tiempo se ha ido llevando consigo las tardes nubladas de paz en la Laguna del Nainari, los paseos campestres familiares, los jóvenes emprendiendo nuevos negocios, entre otros.
Una buena película con una trama interesante, la cual nos recuerda que, a veces, el día a día va borrando el recuerdo de lo que el tiempo se lleva consigo, bien dicen que recordar es volver a vivir, por eso, es importante que, quienes leen esta columna, se tomen el tiempo de revivir esta película que muestra, además de la cruda realidad de la vida en Cajeme, muchos parajes, costumbres e historias, dignas de recordar de lo que algún día fue el municipio más limpio y seguro del norte de México.
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