El Valle del Yaqui presume ser el hogar donde germinó la semilla de la primera revolución verde a nivel mundial, donde en la década de los años cuarenta el ingeniero forestal, Norman Borlaug, conocido como el padre de la agricultura moderna, generó la transformación de la actividad por excelencia de la región por medio de la experimentación de semillas híbridas más resistentes al clima, provocando así una mayor productividad y rendimiento y, por ende, salvar de la desnutrición a millones de vidas humanas, lo que le hizo merecedor del premio nobel de la paz en 1970.

En la actualidad el campo mexicano, pero, sobre todo, el Valle del Yaqui se encuentra pasando por una de las crisis más pronunciadas desde su fundación, ya que, como todos sabemos, el cambio climático y los problemas económicos internacionales, han hecho que los precios del grano por excelencia del Valle del Yaqui, el trigo, hayan descendido a niveles que vuelven improductiva dicha actividad, lo cual podría generar una cadena de situaciones negativas en la región derivadas principalmente de la falta de derrama económica que esto generaría, así como también, en caso de que esto suceda, podría generar a largo plazo una carencia de granos en el mercado, es decir, menos alimentos disponibles para consumo humano.

Los productores de la región sur de Sonora y norte de Sinaloa han decidido tomar acciones concretas en búsqueda de lo que por derecho les pertenece, precios de garantía, que no son otra cosa más que el seguro económico con el cual cuentan los productores del campo cuando este tipo de problemáticas se hacen presentes, sobre todo si tenemos en claro que, en primera instancias son ellos quienes producen los alimentos con los cuales millones de personas se nutren diariamente y, en segunda instancia, porque la agricultura es una de las actividades más subsidiadas a nivel mundial, llegando a los más de 700 mil millones de dólares en el mundo, así como también, el lugar estratégico que ocupa México a nivel global siendo vecino de uno de los mayores consumidores a nivel mundial con quien se cuenta firmado un convenio de tratado de libre comercio, por ende, los productores mexicanos muchas veces compiten en desventaja con sus semejantes alrededor del mundo, es por lo que, en 1961 nació CONASUPO, hoy en día SEGALMEX. Dicha dependencia dictaminó que el precio por tonelada de trigo se fijaría en $310 dólares, más un apoyo adicional de $200 pesos, quedando en un precio aproximado de $5,600 por tonelada, muy lejano a lo prometido en tiempo de campaña por el hoy presidente de la república Andrés Manuel López Obrador, quien en diferentes eventos de carácter electoral prometió a los productores del campo precios de garantía para los granos básicos en México: maíz, trigo, frijol y arroz. Por lo cual, los productores han señalado que, con solo una quinta parte de las irregularidades observadas por la Auditoría Superior de la Federación en SEGALMEX, es decir, $15 mil millones de pesos, se podría cubrir los montos necesarios para cumplir con los precios de garantía.

Sin embargo, el agua ha comenzado a llegar a los aparejos al gobierno actual, los apoyos en programas sociales y las obras emblemáticas han consumido la gran parte de los recursos disponibles para hacer políticas públicas, es por lo que, hoy en día diversos sectores como el agrícola se han quedado sin cobijo de parte del gobierno y han puesto en serios aprietos a prácticamente todo el sector. Por lo tanto, es necesario que, así como en su momento hombres y mujeres de la talla de Norman Borlaug iniciaron una revolución de abajo hacia arriba bajo el rayo del sol en el Valle del Yaqui, hoy en día surjan nuevos liderazgos a la altura de las circunstancias quienes con valentía y amor a su tierra, alcen la voz, pero sobre todo, tomen acción para no recaer en la coyuntura actual, la clave está en elegir a representantes con conocimiento y sensibilidad y, en el uso de nuevas tecnologías que vuelvan más sustentable la actividad a largo plazo, aunque esto conlleve sacrificios en el momento.

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