Vaya revuelo que ha causado en nuestro país la aprobación en el Senado del afamado “Plan B” que no es otra cosa más que el capricho presidencial por meter al redil de la 4T al Instituto Nacional Electoral, toda vez que, la unión de los diputados federales del PAN, PRI, Movimiento Ciudadano y, PRD, lograron mantener un dique de contención que evitó que Morena y sus aliados realizarán una reforma electoral que hubiese significado cambios en la constitución de nuestro país. Sin embargo, se dice que cuando se tiene el poder hay que ejercerlo, es por lo que, el presidente López Obrador y su pariente, secretario de gobernación, Adán Augusto López decidieron idear un plan alterno al que decidieron denominar “Plan B” por medio de cual, ahondaron aún más sus ansias transformadoras y vengativas para por medio del cambio a leyes secundarias regresar el golpe a la oposición que había logrado una victoria inicial.

El Plan B electoral de Andrés Manuel, no es otra cosa más que la búsqueda por adueñarse del árbitro electoral, tal como lo ha venido haciendo de manera sigilosa con organismos anteriormente apartidistas como la Comisión Nacional de los Derechos Humanos donde después de realizar cambios similares a los que plantean en el INE, colocó a una alfil incondicional en el nombre de Rosario Piedra Ibarra, quien le ha sido fiel y servil al sistema en turno, misma suerte que han corrido instituciones como la Comisión Reguladora de Energía, la Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología, entre muchas otras.

Por lo tanto, tal como ha sido durante los cinco años de gobierno morenista, el Congreso de la Unión ha funcionado como una oficialía de partes que solo se remite a ser un apéndice más de la presidencia de la república prácticamente sin voz ni voto, aprobando los cables que se dirigen directamente desde el ejecutivo, socavando indignamente con la teoría de división de poderes acuñada por Montesquieu y John Locke hace aproximadamente tres siglos, que ha servido como base para los sistemas políticos a nivel mundial desde entonces. Tal fue la suerte que corrió dicha propuesta ya que, más tardaron en hacerla que los diputados en aprobar prácticamente sin mover ni una coma como se dice coloquialmente para así pasar al senado donde recientemente fue aprobado por mayoría de Morena y sus aliados con un total de 72 votos a favor y 50 en contra.

Mientras estas líneas se escriben, miles de ciudadanos en todo el territorio nacional salen a la calle para demostrar su inconformidad con esta andanada de ataques en contra el árbitro electoral que se ha venido construyendo durante las últimas tres décadas en nuestro país, convirtiéndose así en el menos imperfecto de los sistemas existentes, el cual, nos guste o no, ha sido parte de la transición del poder en México en al menos tres ocasiones, proporcionado la victoria y derrota de prácticamente todos los partidos políticos y visiones ideológicas existentes.

La última página de esta historia la escribirán los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación donde seguramente irán a parar dichos cambios jurídicos aduciendo en gran medida a controversias constitucionales en búsqueda de dar marcha atrás a dichas decisiones, de ahora en adelante la pelota estará en la cancha de los ministros, veremos como reaccionan en esta etapa crucial para la historia de nuestro país.

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