Desde el otro lado
Por Luis Rodrigo Guzmán Viniegra
Donald Trump aún no toma posesión y ya está alineando las políticas internacionales para conseguir los objetivos que se planteó durante la campaña. El anuncio de imponer un arancel a todas las importaciones provenientes de México y Canadá puso a trabajar a ambos gobiernos de inmediato.
Es importante entender que una guerra arancelaria no conviene a nadie, sin embargo, sí es una excelente herramienta de negociación. Muchos políticos en México han considerado combatir esos posibles aranceles con otros iguales para las importaciones de Estados Unidos e incluso convertir a China en el nuevo socio comercial más importante. En primer lugar, hay que entender que el comercio entre los dos países no es igual para ambas partes, ya que el 80% de las exportaciones de México se van a los Estados Unidos, mientras que las exportaciones de EEUU a México apenas rozan el 20%.
Sumado a los datos anteriores, un arancel a las importaciones de la Unión Americana impactaría directamente a la población más vulnerable, ya que México importa alrededor del 80% del maíz que consume. En contraparte, hay una dependencia directa de la industria norteamericana de los procesos de manufactura que se hacen en México.
Entrando al tema de China, la asociación comercial que puede generar México con este país es de iguales, porque ambos países son productores y no tan consumidores como Europa o los EEUU, difícilmente se conseguiría un beneficio como el que se tiene con el vecino del norte. Lo que es una realidad, es que los inversionistas asiáticos se metieron al mercado mexicano para tratar de introducir sus productos dentro de los procesos de manufactura del Tratado de Libre Comercio, algo que han conseguido a pesar que el gobierno mexicano lo niegue.
Lo que ha sido la cereza del pastel en la relación con China, es que han desplazado a las marcas norteamericanas en venta de vehículos. Solo al cierre del 2023, la importación de vehículos chinos a México creció 46% de un año al otro con más de 265 mil unidades. Esto es en realidad lo que no tiene contentos a los empresarios norteamericanos y es por ello que será difícil cambiar la postura de Trump.
Si bien los aranceles no son aún una realidad y es una clara herramienta de negociación de Trump para que se actúe en temas como la migración y el tráfico de drogas, es importante que sus amenazas se tomen en serio, porque el respaldo popular con el que cuenta el Republicano lo llevará a tomar acciones que en otro escenario no serían siquiera factibles.
Agradezco su lectura y comentarios, yo los sigo leyendo… desde el otro lado.
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