Perspectiva Sonora

Por Eugenio Madero Samaniego

La zozobra por volar en una línea aérea de bajo costo, volvió a presentarse en el Aeropuerto Internacional Ignacio Pesqueira (Gobernador de Sonora en cuatro ocasiones durante el Siglo XIX) de Hermosillo; luego de aterrizar de emergencia un avión que iba de Tijuana a La Paz.

El vuelo 3230 de Volaris traía una falla de presurización (mantener la presión atmosférica normal en un recinto, independientemente de la presión exterior, como en la cabina de pasajeros de un avión); por lo que los pilotos cruzaron el Mar de Cortés hacia el oriente para poner en tierra firme y a salvo a toda la gente.

Aunque trascendió que ningún pasajero bajó de la nave -mientras los especialistas hacían la revisión y las reparaciones-; el resto de los viajeros que se encontraban en el edificio se enteraron y comentaron la situación que finalmente no registró mayores consecuencias.

Y qué bueno que así fue.

Por lo que nos ha tocado enterarnos, esta es la segunda situación de emergencia que sucede en un aproximado de dos meses frente a la colonia La Manga.

El pasado 17 de junio por la mañana y luego de un retraso de 12 horas, un avión de Viva Aerobús tampoco podía despegar porque no le funcionaba la refrigeración que -en un lenguaje más técnico que coloquial-, era algo parecido a una falla de presurización (lo mismo que le pasó al avión de Volaris).

Fue tanto el caos y la angustia que se vivió esa mañana de extremo calor que, alrededor de 25 pasajeros decidieron abandonar el Viva Aerobús, sin importarles la advertencia de que no les repondrían el boleto.

Cuando estaba todo el caos entre la gente y al salir el Capitán de la cabina, aclaró que la refrigeración se tenía que prender siempre con un generador de energía eléctrica externa conectado a la nariz del avión; por lo que creció más la inconformidad y el miedo de los pasajeros que se secaban constantemente el sudor y con la duda de bajarse o quedarse arriba.

¿Para qué más que la verdad?, lo cierto es que todos pensaban que se estaban jugando la vida.

Luego de un buen rato de hacerle la lucha por prender el aire acondicionado y sin los resultados esperados, se metió a la cabina un trabajador del aeropuerto que ya había vivido esa experiencia y lo echó andar ante el aplauso masivo de los casi 200 que estaban a bordo.

Ahora, disculpen por escribir las siguientes líneas en primera persona y meterme a la narrativa de esta historia:

Pero es que, pese a que me tocó viajar en el «asiento sagrado» con el folio 11A (exactamente arriba del ala izquierda) de ese vuelo de Viva Aerobús, nunca se me quitó el miedo durante el despegue y la duración del viaje a Guadalajara, pensando que el avión se iba a apagar en el aire y que luego se caería desde los 10 mil metros de altura que subió.

Casi, casi -pensaba yo-, que me pegaría un madrazo como el que se pegó Cornelio Reyna cuando se cayó de la nube en que andaba, pero a 20 mil metros de altura.

Ya en serio.

Al llegar a Guadalajara, lo primero que hice fue darle gracias a Dios y me propuse no volver a viajar en una compañía con tantas inconsistencias como las que hemos documentado últimamente en Hermosillo.

Creo que por los incidentes que se han registrado en muchas partes del país con estas aéreo líneas económicas, es hora de que las autoridades hagan una revisión profunda a todos los aviones y manuales operativos de tierra y aire.

Ya que, en lugar de promover más la construcción y remodelación de aeropuertos con sus salas de espera y estacionamientos, pienso que para el gobierno es más importante que presione a las aéreo líneas a reparar y comprar aviones nuevos.

Siguiente comentario.

No tengo dudas que la juventud es la mejor edad para estudiar, trabajar, hacer ejercicio, disfrutar el presente, preparar el futuro y hacer muchas cosas buenas.

Resulta extraño que estudiantes universitarios ya no quieran utilizar caminando el puente elevado del boulevard Luis Encinas, el cual se ubica frente al ahora conocido como Hospital Universitario Ernesto Ramos Bours.

A varios días de haberse manifestado en contra y haber hecho un plantón en plena vialidad, se me hace incongruente la actitud de estos jóvenes; pues llegaron al grado de exigir una plataforma o área de acceso directo programado con semáforo especial en el área de rodamiento y proponiendo incluso un elevador en cada lado.

¡Por favor!

¿Cómo es posible que muchachos 20añeros piensen como viejos de 60 años al no querer subir y bajar a pie las rampas del puente; poniendo como pretexto que es mucha distancia para caminar, además de quejarse de la poca seguridad y oscuridad que hay por las noches?

Situaciones que se pueden arreglar; por lo que, por principio de cuentas, estamos de acuerdo en que haya elevadores.

¡Claro!

Pero para las personas mayores.

Obvio que la presencia de indigentes provoca inseguridad y miedo, porque no todos están bien de sus facultades mentales y pudiera haber una agresión repentina.

También sería un gran alivio que se ilumine el puente y que se pueda usar por las noches.

Confiamos en que haya un buen diálogo y arreglo con las autoridades, con el fin de que no haya mayores afectaciones, principalmente a terceros.

Digo lo anterior previendo que, en fechas próximas habrá más peatones en el sector porque se pondrá en marcha el servicio médico del ahora renovado y rebautizado Hospital Universitario Ernesto Ramos Bours.

Esperemos también que, nadie del grupo de jóvenes estudiantes ande organizando estas movilizaciones en obediencia de algún interés político para desestabilizar algo, perjudicar o beneficiar a alguien.

Por esta semana es todo.

Nos vemos el lunes.