Sin duda alguna, el tema social del momento en nuestro país es el de la Reforma Electoral propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador, la cual, como todo lo que ha realizado el gobierno de la cuarta transformación desde sus inicios, ha polarizado una vez más a prácticamente el país entero en dos posiciones claramente encontradas, tocar, o no tocar al INE.

Comenzaremos por analizar brevemente la propuesta de reforma impulsada por Morena, que busca entre sus principales objetivos, eliminar los diputados de votación directa para pasar a contar con un sistema de representación de listas, es decir, los diputados se elegirán de manera proporcional a los votos que obtengan las listas propuestas por los partidos políticos, asimismo dicha reforma busca desaparecer al Instituto Nacional Electoral para convertirlo en el INEC, en el cual sus consejeros serán electos por la vía del voto directo.

Evidentemente, todo sistema político y electoral es perfectible, como ha venido sucediendo en nuestro país desde que existe la democracia, pasando por la reforma político electoral de 1977, acuñada por Jesús Reyes Heroles dando comienzo al proceso de transformación democrática en nuestro país, así como también, la creación del IFE en 1990 para dar paso a lo que hoy conocemos como INE, el cual es el menos malo de los sistemas electorales que han forjado generaciones completas de mexicanos que a base de esfuerzo, capacidad y muchos años de perseverancia han logrado que hoy en día México haya contado con 3 alternancias seguidas en la presidencia de la república reconociendo y validando el voto de millones de mexicanos que han expresado su sentir a través de las urnas.

Desde luego que, como la vida misma, los sistemas político electorales deben de ser modificados y transformados con el paso del tiempo y conforme a las exigencias de la ciudadanía. Sin embargo, como hemos dicho en repetidas ocasiones, en política la forma es fondo, y tal como ya es costumbre para el gobierno de la cuarta transformación, la forma de hacer política en la mano del machete y no del bisturí, genera heridas entre los mexicanos difíciles de suturar, por lo cual, la polarización se ha convertido en el sello de la casa al ahondar aún más las lesiones, resentimientos y complejos de una sociedad olvidada.

Aunado a lo anterior, es preciso comentar que, si bien es cierto que la reforma planteada cuenta con puntos favorables como la implementación del voto electrónico, es preciso comentar que dicha reforma viene cargada con dardos envenenados que vuelven imposible una aprobación de la mayoría de los mexicanos a dicha propuesta, como lo son: la famosa “austeridad” que buscan imponer también en el INE, la cual en realidad es una manera de asfixiar al órgano electoral que les reconoció en primera instancia como partido político y acto seguido les ha financiado y reconocido todas sus victorias, lo que en contraste con las decisiones y obras del actual gobierno como la cancelación el Aeropuerto de Texcoco, Tren Maya, Refinería de Dos Bocas, las cuales representan en conjunto un gasto total de 991 mil 996 millones de pesos según datos oficiales, el INE representa un gasto de 14 mil 439 millones de pesos por brindarnos un sistema electoral confiable.

Al momento en que se escriben estas líneas las imágenes de las marchas alrededor el país comienzan a inundar las redes sociales de una sociedad que parece haber despertado no para señalar a nadie, ni muchos menos en contra de alguien, sino más bien para salvaguardar el derecho de millones de jóvenes y niños mexicanos que no conocen otra manera de democracia más que en la que cuentan con la seguridad de, sea por quien sea su sufragio, este contará, por eso y por mucho más, en este momento y bajo estas circunstancias el INE no se toca.

borbonmanuel@gmail.com