Columna: Desde el otro lado
Por Luis Rodrigo Guzmán Viniegra
Durante la semana pasada tras el fallecimiento del Papa Francisco, durante los funerales, Donald Trump y Volodymyr Zelenskyy tuvieron la oportunidad de volverse a reunir. Tras la vergonzosa escena que vimos en la conferencia de la Casa Blanca semanas atrás, el tiempo le dio la razón al presidente ucraniano: Putin no solo no ha respetado el cese al fuego, sino que ha intensificado sus ataques.
Pareciera que Trump tiene una tendencia a facilitarle las cosas al primer mandatario de Rusia y desgraciadamente hay una historia detrás de ello, algo que vislumbra un conflicto de intereses. Ya comentaba en la columna anterior que a pesar que nos han hecho creer que Donald Trump es un empresario exitoso, hay más una proyección de éxito que un éxito real. En su momento, la idea de usar el nombre “Trump“ en los edificios no fue del ahora presidente, sino de sus acreedores, que no encontraban forma de cobrar la gigantesca deuda en la que se había metido y se les ocurrió usar su nombre para cobrar dividendos. Esta idea genial, les permitió a los bancos recuperar su dinero, pero le dio a Donald la imagen que ahora tiene. Otra historia menos conocida es que volvió a quebrar su emporio comercial y como nadie en los Estados Unidos le prestaba, fueron empresarios rusos los que invirtieron en su “marca” y lo rescataron de otra quiebra más.
Este contexto nos habla de una relación comercial y de intereses entre el presidente y Rusia, misma que continúa a la fecha y es justamente la que no le permite ser imparcial ante un conflicto como el que está sucediendo en Ucrania.
Las próximas semanas y meses vamos a ver un cambio de política ante el conflicto, a Trump no le queda otra que presionar a Putin porque la presión internacional se sigue acumulando. Lo mismo sucederá con los aranceles, ya se gastó toda la saliva hablando de restricciones y en lugar de poner a Estados Unidos en una posición de ventaja, lo identifica como un país sin certidumbres financieras, algo que asusta las inversiones.
Esta falacia de traer empleos de maquila a la Unión Americana no tiene fundamento, el modelo de consumo que ha prevalecido por años coloca a los norteamericanos como consumidores y líderes en servicios, donde, por cierto, hay mucha más rentabilidad que en la maquila. El presidente “empresario” parece ser mas “político” y “burocrático” que todos los anteriores. Una vez más, la mercadotecnia funciona y lo seguirá haciendo, pero la gente ya se empieza a dar cuenta que no hay mucho detrás de las palabras de Trump. Su popularidad sigue bajando y al día de hoy, el 45% de los ciudadanos norteamericanos ya rechazan su mandato. Será cuestión de tiempo, pero la presión inflacionaria ayudará a muchos a darse cuenta de la realidad.
Como siempre, agradezco su lectura y sigo leyendo sus comentarios … “desde el otro lado”.
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