Corría la mitad del siglo XIX cuando un hombre de su tiempo con la valentía y la vehemencia suficiente decidió tomar acción para cambiar el rumbo de la historia y convertirse así, en una figura imprescindible si de hablar de Sonora se trata. Nos referimos a Jose María Leyva, mejor conocido como “Cajeme” o “el que no bebe”, alias atribuido al paso de su juventud por el desierto de Sonora y Arizona en búsqueda de la famosa fiebre del oro en el estado de California, donde se volvió famoso por su resistencia al calor y a la sed que esta provoca.

Traemos a colación el texto anterior para hacer referencia a una frase que conforme el paso de los años ha vuelto célebre al famoso miembro de la etnia Yaqui, por el cual, el municipio de Cajeme lleva su nombre. “Antes como antes y, ahora como ahora”, versa originalmente el afamado dicho que ha sido utilizado en un sinfín de ocasiones para referirse, una y otra vez, al comienzo de una nueva era en la que, lo que estaba establecido como una ley, ya no lo es más. Sin embargo, tomamos la libertad de transformar dicha frase que le queda como anillo al dedo a los acontecimientos actuales que se viven en el plano político, social y económico de nuestro país, debido a que, cuando todos pensabamos que estabamos entrando de lleno a una nueva época donde las viejas prácticas y mañas que caracterizaron al viejo régimen habían quedado olvidadas y enterradas de una vez por todas han comenzado a brotar nuevamente como semillas que germinan en tierra fértil a la vista de todos.

Para muestra de lo anterior, solo hace basta un botón, donde en días anteriores y bajo el eufemismo de “acuerdos de colaboración gubernamental” sellados entre la Ciudad de México y el estado de Sonora, se llevó a cabo un mitin de carácter político en el que bajo la tristemente célebre práctica del viejo sistema del acarreo de personas aprovechándose de su necesidad, se abarrotó el foro para que una de las llamadas “corcholatas” del partido oficial hiciera proselitismo político para posicionarse como una de las favoritas de la encuesta presidencial. Empero, por si esto no fuera poco, diversos organizadores de dicho evento político, aseguraron que el acarreo y su respectiva arenga culinaria, fueron sufragadas ni más ni menos que por los ciudadanos que todos los días pagan sus impuestos, es decir, que todo el gasto que conlleva la realización del mitin corrió a cuenta de las arcas públicas.

Asimismo, si se observa a detalle, los meses recientes en el plano político nacional parecieran haber salido directamente de la película Volver al Pasado, donde la lucha preelectoral, ya no es entre distintas fuerzas políticos que buscan posicionar de mejor manera su sistema de gobierno, en esta ocasión, tal como en el pasado, las pugnas se encarniza en el interior del púlpito oficial, en búsqueda de ganar la encuesta más grande y pequeña a la vez, ya que, como todos sabemos tendrán la gran responsabilidad de elegir al candidato del partido oficial, no obstante, el universo de aplicación responderá única y exclusivamente al muestreo de una sola persona, de igual manera, la búsqueda por el control total de las instancias autónomas de organización electoral, las cuales están viviendo uno de los embates más violentos de los que se tenga registro con la única finalidad de apoderarse del árbitro electoral.

Una vez más ha quedado demostrado que en México nada es imposible y que, tal como hemos relatado con anterioridad, la falta de visión y preparación tienen a nuestro país viviendo una de las etapas más difíciles de su historia, generando así, una clara y diáfana polarización entre dos bandos distintos, mismos que, sea quien sea el próximo presidente o presidenta recibirá la ardua labor de intentar unirlos de nuevo.

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