Columna Visión Juvenil
Manuel Borbón
Dice un conocido refrán que: “no hay viento favorable para el barco que no tiene rumbo”, es decir, no importa que tan fuerte sople el viento en sus velas, si quien comanda el barco no sabe colocarlas de manera que los vientos le ayuden a llegar al destino deseado.
Podemos decir que, dicho refrán queda como anillo al dedo para el municipio de Cajeme, ya que, desde hace algunos años, el otrora conocido como el municipio más prospero del noroeste, parece encontrarse en una especie de limbo, en el que, el estancamiento social y económico provoca que los casi medio millón de habitantes de este municipio, se encuentren a la deriva en medio de un océano de degradación social, violencia, corrupción y falta de oportunidades, todas estas conectadas entre sí. Curiosamente, más de alguna administración pública municipal ha utilizado eslóganes, con la palabra “futuro”, los cuales, simple y sencillamente, se han quedado en promesas al vacío carentes de un verdadero plan a mediano y largo plazo que coloque a Cajeme de nuevo en la senda de la mejora continua.
En la actualidad, como bien dicen los expertos en materia de economía, la competencia ha dejado de ser entre países, derivado en gran medida de la globalización y la tecnología, lo cual, ha provocado que, las barreras entre los países terminan por derrumbarse y convertirnos en pueblos sumamente conectados ya que, los muros físicos de las distancias han quedado atrás gracias a la irrupción del internet, lo que ha generado que, las grandes empresas puedan tener sucursales y empleados, prácticamente en cualquier parte del mundo, por lo cual, hoy en día la competencia es entre ciudades, pero no solamente entre ciudades vecinas o de la misma nación, sino que, ciudades similares de todo el mundo se encuentran compitiendo en un campo de batalla intangible por llevar consigo mejores oportunidades laborales para sus habitantes y, por ende, mejores condiciones en la calidad de vida de los mismos.
Asimismo, las nuevas tendencias de mercado como lo es el Nearshoring, es decir, microrregiones de consumo, producción y empleos entre países cercanos, ha provocado un nuevo “boom” económico entre los países en desarrollo cercanos a polos económicamente fuertes, tal es el caso de México, el cual, si bien es cierto que había estado rezagado en cuestión de desarrollo, esta nueva oportunidad le ha brindado un respiro a su economía y coloca a sus ciudades ante la posibilidad de atraer inversiones de empresas tales como Tesla, entre otras.
Sin embargo, para que esto suceda la región en cuestión debe contar con condiciones mínimas para poder ser atractiva a dichas inversiones, en primera instancia, contar con las condiciones legales que permitan la instalación expedita de dichas empresas, a lo cual, nuestro país cuenta desde hace casi 30 años con el Tratado de Libre Comercio con América del Norte, lo que le permite realizar este tipo de movimientos empresariales, de igual forma, las condiciones en cuestión de materia prima tales como recursos naturales, capacidad energética, entre otras, se vuelven de principal importancia. Empero, un par de temas son los que han quedado a deber:
- Falta de planeación de prácticamente todos los niveles de gobierno e iniciativa privada, los cuales, en la mayoría de los casos se han remitido a ser simplemente espectadores del avance sin un rumbo aparente.
- Gobernabilidad que brinde un par de cosas; en primera, certidumbre en materia de inversión, en la que, los empresarios cuenten con la seguridad de que sus inversiones serán respetadas por el gobierno y; segunda, gobernanza en materia de seguridad pública para ellos y sus posibles empleados.
Lejos estamos aún de lograrlo, lo más preocupante es que, no se ve por donde los gobiernos y la iniciativa privada puedan llegar a acuerdos tangibles y puntuales para poner al municipio de Cajeme, por lo menos, en condiciones de recibir empresas que le den un nuevo rostro a esta maltrecha ciudad.
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