Desde que se empezaron propagar los canales de comunicación en el mundo a mediados del Siglo XX -gracias a la tecnología gringa y a la japonesa-, el sector político y/o gubernamental de nuestro país lo ha aprovechado para tratar de mejorar su imagen y perpetuarse en el poder de manera directa o de facto.

Campañas publicitarias en medios informativos -o lo que ahora le llaman marketing político-, elevaron los gastos de los gobiernos de los tres niveles para posicionar ante la ciudadanía a un candidato o a los funcionarios en turno.

Slogans como «arriba y adelante» de Luis Echeverría Álvarez (recientemente fallecido con más de 100 años de edad), o afirmaciones como «defenderé el peso como un perro» de José López Portillo (cuando quiso justificar la devaluación de principios de los años 80’s); son solo frases que para bien o para mal, se quedaron en la historia y en la memoria de los mexicanos que las vivieron.

Gracias al aprovechamiento, repito, de los medios tradicionales que había en aquel tiempo y que se fueron innovando; dígase prensa escrita, radio y televisión.

Ademanes, mohines, movimientos corporales y expresiones cortas; fueron publicitadas y utilizadas también por el presidente Miguel De la Madrid con su palabra «exhorto», con lo cual pedía a todos los mexicanos a que hiciéramos un pacto de solidaridad para sacar adelante a México.

Pero nunca se vio un plan de austeridad, y menos se ejecutó, por parte de la autoridad gubernamental.

De hecho y en ese sexenio de 1982-1988, luego de confirmarse un Gabinete Federal de puros chaparros (porque así lo quiso De la Madrid para que nadie fuera más alto que él), se pusieron de moda entre los políticos los discursos -atrás de los pódiums- en posición de pie, inclinando el cuerpo hacia adelante en señal de reverencia y girando la cabeza hacia un lado y otro.

El uso de guayaberas blancas en los eventos masivos por parte de los invitados al presídium y de miles de asistentes -que nomás eran convocados para hacer bola-, también fueron prácticas que se vieron en esa época -y que se siguen viendo- a través de los medios de comunicación.

Con lo cual se ha señalado la ridiculez de los imitadores.

Sin olvidar, tampoco, las frases utilizadas por el primer presidente mexicano de oposición en la historia, Vicente Fox Quesada, entre las que se incluyen «las y los mexicanos» que se siguen utilizando por políticos de todos los partidos políticos.

Pero, bueno.

Tiempo más adelante, aquí en Sonora, durante el sexenio del ex gobernador Manlio Fabio Beltrones, no solo los funcionarios, políticos, empresarios y simpatizantes priistas calzaban zapatos flexi y se ponían pantalones de vestir con patillas; sino también muchos de ellos trataban de hablar como él y hasta lo imitaban en eventos públicos o en la cotidianeidad.

Igualmente muchos copiaban el lenguaje del ex gobernador Eduardo Bours con su acostumbrado «echao’paelante».

Actualmente en nuestro país, gracias a la cobertura de los medios tradicionales y ahora con la propagación de las redes sociales de internet en los celulares inteligentes, laptops y computadoras de escritorio, nos damos cuenta que en las conferencias matutinas del presidente Andrés Manuel López Obrador, muchos de sus funcionarios también usan gabardinas negras y vestimenta similar.

También hay algunos que tratan de hablar pausado y con el pretexto de ser reflexivo en sus comentarios.

Qué decir de las palabras y pequeñas frases que repite mucho el Mandatario Nacional; tales como conservadores, neoliberales, me canso ganso, neo porfirista y otras más comunes como corrupción, impunidad, etcétera.

Uno de los casos considerados como cajas de resonancia de lo que se hace en las conferencias matutinas de Palacio Nacional, es el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, a quien el mismo López Obrador lo ha calificado como el mejor en su puesto.

Versión que ni siquiera comparten los mismos políticos de Morena; aunque tampoco lo toman como un tema de división ni de polémica, ya que nadie quiere quedar mal contradiciendo al Mandatario Nacional.

Aquí en Sonora, al menos en lo que se ha visto durante el sexenio estatal, no se han detectado «lambiones» que traten de emular ademanes, vestimenta, formas de dirigir el mensaje u otra característica que acostumbre al gobernador Alfonso Durazo Montaño.

Ni siquiera, por lo que nos ha tocado ver por televisión o de manera presencial, tampoco han andado funcionarios de primero o segundo nivel utilizando camisolas blancas desfajadas con pantalones de mezclilla o de vestir.

Como lo hace el originario de Bavispe; ya que a pesar de tanto trabajo y problemas que tenemos en Sonora, demuestra andar relajado -pero concentrado en sus responsabilidades-.

La conclusión es que muchas veces algunos actores políticos serviles, se cuelgan e imitan la imagen física, verbal e ideológica que proyectan sus líderes.

Esto con el fin de seguir con los beneficios que brinda este oficio.

Aunque finalmente -y para concluir con este tema-, como lo escribió Miguel de Cervantes Saavedra en su obra El Quijote de la Mancha con el personaje del bachiller Sansón Carrasco cuando se dirigió a Sancho:

«Nunca segundas partes fueron buenas».

Con esto terminamos la última columna de esta semana.

Que tengan muy buen fin.

Nos vemos el próximo lunes con más temas de política y algo de deportes.