Recién cumplido el primer año de gobierno del gobernador Alfonso Durazo en Sonora, así como también, de los presidentes municipales en el estado, el tiempo nos otorga la posibilidad de hacer un balance basado en los resultados y la congruencia que han tenido los mandatarios con respecto a lo que prometieron durante sus campañas políticas y las soluciones efectivas que han entregado a una ciudadanía cada vez más necesitada de resultados urgentes a sus necesidades.

Comenzaremos por analizar el primer año del ya no tan nuevo gobierno encabezado por Durazo Montaño, quien accedió al poder por la vía rápida y sin muchos contratiempos al hacerse de manera sencilla y prácticamente sin adversarios de la candidatura por su partido (Morena) y posteriormente de la mano de simpatizantes y el gobierno saliente de Claudia Pavlovich, convertirse en el primer gobernador en la entidad en ser emanado de un partido distinto al PRI y al PAN, con una larga lista de promesas vertidas durante este proceso, mismas que pudiesen resumirse en la búsqueda de implementar en Sonora un modelo similar al emprendido por López Obrador a nivel nacional con la llamada cuarta transformación. A un año de haber asumido dicha responsabilidad, los resultados políticos siempre tienen que pasarse por el ya conocido tamiz de la opinión publicada y la opinión pública, es decir, siempre en estas fechas los gobernantes se abocan al refrito libro de hacer mención de los datos y cifras que se acomoden a su discurso, dejando a un lado los datos, pero sobre todo, la percepción real de los ciudadanos en materia de buen gobierno, la cual, a final de cuentas es la que define el paso a la historia de un buen gobernante a uno malo.

En cuestión de resultados en materia de seguridad, el gobierno encabezado por Durazo prometió en campaña tener la mejor policía del país y recuperar las fuerzas policiacas estatales y municipales. Sin embargo, el mayor reto para este gobierno, la seguridad, aun cuenta con muchas aristas por unir, ya que, como todos sabemos la crisis que se ha enquistado en nuestra entidad se ha recrudecido con el paso del tiempo volviéndose evidente en casos como los de Cajeme, Guaymas, Caborca y prácticamente toda la región serrana, siendo este uno de los rubros con mayor carencia.

En el caso del presidente municipal de Cajeme tenemos que, contaba con la gran ventaja de tener la vara muy baja, lo que en teoría le brinda la oportunidad de que, cualquier acción positiva que tomase en favor de la ciudadanía sería doblemente aplaudida por una comunidad que ya no siente lo duro si no lo tupido. Empero, aunque pudiera parecer fácil, la realidad que se vive en el municipio dista mucho de ser lo que se escucha de parte de las autoridades del sistema, ya que, en esta ocasión los datos duros y la percepción ciudadanía van en sintonía, con la alta percepción de inseguridad que persiste entre los habitantes del municipio encontrándose que, 9 de cada 10 cajemenses se sienten inseguros en su ciudad, ubicándose entre las 3 ciudades con mayor percepción de inseguridad del país según la última Encuesta Nacional de Seguridad Pública y Urbana, lo que responde directamente, al promedio de 41 homicidios mensuales que presenta el municipio de Cajeme, asimismo, los cajemenses ocupan el primer lugar a nivel nacional en percepción de baches y avenidas deficientes, con el 96.5% de ciudadanos que señalan a dicha problemática como su principal queja, según datos otorgados por el Inegi.

Evidentemente, un año de trabajo es tiempo suficiente como para realizar un corte de caja en la conciencia de cada de uno de los ciudadanos para identificar si 4 años de gobiernos de Morena en lo municipal y federal y, 1 año de gobierno en lo estatal han sido congruentes entre lo que prometieron y sus resultados, a final de cuentas la última palabra la tiene el lector.

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