Columna Visión Juvenil
Por: Manuel Borbón
Reconocer que nuestro país no es solo una isla que flota al ritmo de la marea y que, nosotros mismos no podemos definir nuestro porvenir a conveniencia, como si de virar el timón se tratará y solamente eso fuera suficiente para decidir el rumbo que tomará el destino para poco más de 130 millones de personas que habitan nuestro país, debe ser parte primordial para avanzar hacia nuevos horizontes que brinden progreso a un país sumamente necesitado del mismo.
Hablamos por supuesto del papel que tiene México en el escenario internacional, el cual, tal como la vida misma, cuenta con procesos cíclicos en los que, los tiempos de paz y bonanza provocan sociedades “débiles”, las cuales, por naturaleza provocan a su vez tiempos difíciles y así sucesivamente, traemos a colación lo anterior debido a que, después de los períodos conocidos como las Guerras Mundiales I y II, el mundo entero vivió procesos de aparente paz, en los cuales, salvo excepciones momentáneas, los tiempos de paz se vivieron prolongadamente. Sin embargo, en la actualidad vemos como poco a poco se van perdiendo esos tiempos de tranquilidad mundial, siendo estos reemplazados por momentos de tensión entre diferentes grupos de poder e intereses mundiales que se encuentran crispados y, aparentemente, listos para entrar en conflicto.
Asimismo, el ascenso al poder de liderazgos catalogados como “outsiders”, disruptivos, histriónicos, populistas, entre muchos otros calificativos, trae consigo una lucha de egos y poder, por encima de la diplomacia y la política, por lo que, sumado a lo anterior, entre muchos otros factores, forman un caldo de cultivo perfecto para que el vecindario internacional mexicano haya comenzado un proceso convulso de enfrentamiento y complejidades que habrán de probar la fortaleza y unidad con la que cuenta una nación completa como la nuestra.
Comencemos por partes, el conflicto entre Rusia y Ucrania ha comenzado a ponerse color de hormiga, luego de que el presidente Ruso, Vladimir Putin haya decidido firmar un decreto en el que declaraba la guerra a cualquier país que donará armamento a la causa ucraniana (Estados Unidos), pudiendo así atacar con armas nucleares a dichos países. De igual forma, los añejos conflictos en el país norteamericano con China, los cuales cuentan con una vieja rencilla por el liderazgo internacional en distintos rubros, a lo cual, México no está del todo exento ya que, muchos analistas internacionales identifican a nuestro país como la puerta de entrada para menguar la fuerza del mercado estadounidense, por lo que, las estrechas relaciones de la administración de López Obrador y ahora de Claudia Sheinbaum con el gobierno oriental, permitiendo la entrada de múltiples productos y empresas de origen Chino a nuestro país han comenzado a tensar las relaciones económicas con nuestro país vecino. Por si lo anterior no fuera poco, el reciente ascenso al poder de Donald Trump en Estados Unidos, vuelve aún más complejo el escenario internacional para México ya que, a diferencia de la ocasión anterior, hoy, Donald Trump cuenta con propuestas y proyectos mucho más radicales, entre los cuales se encuentra la de fijar una tasa arancelaria a los autos producidos en México provocando que inversiones millonarias como la de Tesla en México hayan optado por virar sus inversiones nuevamente hacia Estados Unidos, aunado a lo anterior, podemos decir que lo que conocemos como el Tratado de Libre Comercio entre Canadá, Estados Unidos y México, puede darse por terminado ya que, fue el propio Donald Trump quien aseguró no estar de acuerdo con los efectos de dicho acuerdo internacional, por lo cual, las relaciones con el país vecino no serán tersas.
Como podemos ver, los ánimos internacionales están caldeados, pero como bien dice el dicho, “ningún mar en calma hizo experto a un marinero”, en los meses por venir veremos de qué están hechos los líderes que llevan la riendas de nuestro país, sobre todo, con un gobierno que recién como el de Claudia Sheinbaum quien cuenta con el poder y respaldo social como para hacer frente a las mareas bravas que nos depara el destino internacional.
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