Columna Visión Juvenil
Por: Manuel Borbón
Conforme el paso de los años el tema de la escasez del agua se ha vuelto cada vez más relevante, comenzando con noticias alrededor del mundo en lugares donde a partir del crecimiento demográfico y los efectos de la contaminación del agua, comenzaron a tener problemas con el vital líquido tales como algunas regiones de África y del Oriente Medio, lo cual, en la década de los años ochenta parecía sumamente lejano para nuestro país. Empero, la realidad nos ha alcanzado y, año con año, regiones que nunca habían contado con dicha problemática han comenzado a ser foco rojo para las autoridades por la carencia del agua para el consumo humano.
El tema del consumo humano pudiera considerarse el de principal relevancia, ya que, es cuando la falta de agua llega a grado tal que, los hogares donde habitan las familias se ven privadas total o parcialmente del líquido que da la vida, por lo cual, actividades domésticas esenciales como lavar los platos, ir al baño, lavarse las manos o bañarse se vuelven prácticamente imposibles, vulnerando así el derecho humano del acceso al agua, llamando a este momento como “Día Cero”, por lo cual, conforme el paso de los años cada vez serán más los gobiernos que centren su atención en la solución de dicho conflicto.
En el caso de Sonora, al ser una de las diez entidades con mayor grado de aridez en nuestro país, cuenta con el reto de satisfacer en primera instancia el consumo humano, pero no solo eso, ya que, al ser un estado con vocación agrícola, ganadera y minera, actividades con una alta necesidad de agua, se ve en la necesidad de replantear nuevamente y ejercer una serie de acciones con la finalidad de alejar lo más posible la llegada del afamado Día Cero.
En Sonora, aunque parezca que no es posible, el tema del agua ya ha cobrado facturas políticas y sociales de relevancia, debido a que, en el caso de la capital, Hermosillo, con una población que ronda el millón de habitantes, no hace muchos años los conocidos como “tandeos” eran cosa cotidiana para sus habitantes, por lo que, la decisión de construir un acueducto que dota de agua a la creciente población de la capital generó un conflicto de grandes alcances entre quienes hasta la fecha, se dicen dueños del agua de la cuenca conocida como “Río Yaqui”, y de quienes buscan satisfacer el uso del agua en la capital las 24 horas del día. El ejemplo anterior, nos hace prender las alertas y poner nuevamente sobre la mesa el tema del agua y las posibles soluciones que se brinden a un problema que, si no se soluciona con una estrategia anticipada y se espera a que “truene la bomba”, las consecuencias de la falta del vital líquido serán de consecuencias incalculables.
Bien se dice que, para solucionar un problema el primer paso es conocerlo, por lo tanto, saber que en nuestro país por cada litro de agua que se utiliza, 760 mililitros se utilizan en la agricultura, 140 mililitros en uso doméstico y empresarial y, los 100 mililitros restantes se utilizan en industria y termoeléctricas, nos obliga a prestar atención en todos los rubros, pero principalmente en el uso agrícola para elaborar un plan a largo plazo que evite la llegada del “Día Cero”.
Soluciones como las planteadas con el uso de nuevas tecnologías en los métodos de riego como por aspersión o por goteo, representan según expertos en la materia, una reducción de entre el 30% a 40% en el uso del agua en comparación con el método tradicional de agua rodada.
Una nueva revolución azul sobre el uso del agua en la agricultura, consumos responsables en el hogar, menor contaminación al subsuelo, serán sin duda la parte medular de la solución a este problema silencioso que día con día se acerca más a los hogares de las familias mexicanas.
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