Perspectiva Sonora

Por Eugenio Madero Samaniego

Las revelaciones del gobernador Alfonso Durazo sobre los concesionarios del transporte que se manifiestan por fuera de palacio, clarifica metalizadas intenciones y un despilfarro que ha sangrado al erario público por más de cinco años y que aún sigue vigente.

Durante su conferencia de prensa semanal, el Mandatario enfrentó la pregunta del colega Felipe Larios respondiendo lo que sucede realmente con el escándalo en la banqueta de la Plaza Zaragoza y en lo que fue antes un tramo de la calle Comonfort.

Sin tratar de practicar eufemismos y sincero como siempre, dijo que son 194 concesionarios a los que ya se les retiró una concesión; pero que aun así cada uno de ellos tiene otra, dos o tres más en operación con unidades que circulan por las calles de Hermosillo.

Recordó que cuando se les retiraron estos derechos, en el año 2018, el Gobierno del Estado se comprometió a compensarlos con un pago de 16 mil pesos mensuales a cada uno de los ahora inconformes; lo cual genera actualmente un gasto anual de 37.2 millones de pesos, «pero el transporte de Hermosillo no es el mejor», lamentó.

Dinero que muy bien, añadió el Mandatario, pudiera ser utilizado a beneficio de la gente.

Y vaya que tiene razón.

Al abundar más detalles sobre el tema, Durazo Montaño reiteró no estar de acuerdo en lo que se les sigue otorgando a los concesionarios, «y menos», dijo, tener la voluntad para autorizarles el 15% de aumento que está exigiendo «este grupo de jóvenes» (SIC).

Porcentaje que aplicando la aritmética, serían 2 mil 400 pesos mensuales más; con lo cual sumarían 18 mil 400 pesos que se les daría en el mismo período por hacer nada.

Sobre esta situación, hay que recordar que el 8 de octubre del 2018, cuando el entonces director del Transporte del Gobierno Estatal, Carlos Morales Buelna, hizo la requisa de alrededor de 200 unidades que estaban integradas a la empresa SIctuhsa y Red; fue porque los concesionarios no cumplieron en pagar las cuotas del IMSS e Infonavit de los trabajadores del volante.

Deuda que sumaba alrededor de 120 millones de pesos; sin contar los 640 millones de pesos adicionales que se les entregó a los concesionarios y que nunca demostraron en qué se gastaron; ya que tampoco repararon, mejoraron o compraron las unidades a que estaban comprometidos.

«No podemos aceptar que por tres o cuatro tamborazos metamos las manos a las finanzas del Gobierno para darles billetes cuando no cumplieron los concesionarios», expresó textualmente el Gobernador.

Informó que al iniciar los concesionarios inconformes un litigio para defender su postura, el Tribunal de Justicia Administrativa le dio la razón a la autoridad estatal; por lo que se fueron a otras instancias federales.

Al reiterar que seguirá con mano firme para mejorar el transporte en Hermosillo, informó también que se han aplicado los recursos que han llegado por la regularización de los carros extranjeros; ya que se ha podido avanzar en mejorar el pavimento de las calles de algunos municipios muy importantes de Sonora.

Siguiente comentario.

Data la historia que desde el sexenio del gobernador Alvaro Obregón Tapia (1955-1961) se evidenció aún más la división entre los sonorenses del sur con respecto a los del centro-norte.

En pocas palabras, pues, fueron más obvias las diferencias entre los habitantes, los políticos y los dirigentes de diferentes sectores de Ciudad Obregón frente a los de Hermosillo.

Ejemplos hemos visto muchos, como el hecho de haber instalado la Delegación Regional del Seguro Social en Cajeme y no en la capital del estado; más recientemente el pleito por el agua de la presa El Novillo que actualmente llega por un tubo «ordeñado» a Hermosillo -pero que no afecta a los de Obregón-; y muchas cosas más.

¡Vaya, pues!

Después de muchos años y hasta nuestros días se sigue dando el pique deportivo en la Liga Mexicana del Pacífico entre los tricampeones Yaquis de Ciudad Obregón y los Naranjeros de Hermosillo, que barrieron en cuatro juegos a los Venados de Mazatlán para quedarse con el título.

Pero el tema que les traigo ahora, es otro.

Julio Alonso Aldama Solís, presidente de la Asociación Ganadera Local del Valle del Yaqui, acusa al presidente de la Unión Ganadera Regional de Sonora (UGRS), Juan Carlos Ochoa Valenzuela, de centralizar todos los apoyos de su organización a puros productores de su preferencia y curiosamente de Hermosillo o de otras asociaciones locales del norte.

Prueba de ello, dijo, se vio esta semana con la visita a Ciudad Obregón del titular de Sader, Víctor Villalobos Arámbula, quien hizo entrega de apoyos para el campo.

Sí, pero a puros productores de Hermosillo, señaló, y que en su mayoría no son pequeños productores; sino grandes productores.

Rodeado del grupo de periodistas de la Mesa Cancún que preside el empresario Carlos Rodríguez Pérez, el dirigente de casi 8 mil pequeños rancheros del Valle del Yaqui, nunca trató de «dorar la píldora» por el descrédito que le dio al trabajo del aguapretense.

Luego de mencionar que las promesas de campaña del nuevo dirigente de la UGRS se quedaron solo en una esperanza fallida, lamentó que las limitaciones de alimento para el ganado y otros insumos, están provocando que en poco tiempo desaparezca su gremio en el sur de Sonora.

Incluyendo, por supuesto, todo el sector agropecuario del Valle del Yaqui, considerado territorialmente como el más grande de todo el país.

Un ejemplo de la crisis que sufre el pequeño productor pecuario, «es que algunos de ellos se han subido a una panga a pescar en la presa de El Oviáchic», indicó.

Bueno, amigos.

Es todo por esta semana.

Nos vemos el lunes.