Perspectiva Sonora

Por: Eugenio Madero Samaniego

«El arte de la política es hacer acuerdos con quien se tengan diferencias», es una de las frases que se mencionan regularmente en este gremio y obvio en la vida cotidiana.

Son pactos que se ejercen en su mayoría entre los mismos personajes públicos, que por lo general suman muchos años en esta actividad.

Una de esas contrapartes acostumbrado a los tratados en el oficio de la política, es el ex gobernador Manlio Fabio Beltrones, quien en su visita a Hermosillo durante los últimos días, se registró como pre candidato de la alianza «Va por México» (PRI-PAN-PRD) al Senado de la República con la intención de representar a Sonora.

Aunque a decir verdad, su presencia en nuestras tierras se hizo más notar por la excelente entrevista que le hizo el colega Luis Alberto Medina en su plataforma Proyecto Puente; con lo cual evidenció la pobre difusión de sus compañeros priistas que lo están postulando.

Datos, anécdotas y preguntas, pero muchas más respuestas interesantes; fueron parte del contenido de este encuentro.

Y aunque el político sonorense negó haber hecho algún acuerdo con las cúpulas del partido en el poder para venir a nuestro estado y competir por mayoría relativa -o tierra- a un puesto de elección popular, entre el respetable quedó la impresión de que con sus respuestas no pasaría un polígrafo gringo de alta calidad.

Con todo y que, metafóricamente, Beltrones es considerado -por su argumentación y retórica- como un cochi encebado negándose al lazo.

Se debe reconocer que ante el arrastre de la Cuarta Transformación (4T) en los últimos años y que le ha servido para gobernar en todo el país, la oposición no se ha notado como tal a nivel nacional y tampoco de manera local.

En Sonora, por ejemplo, la mayoría de los Ayuntamientos, las Diputaciones Locales y Federales son detentadas por Morena; por lo que los partidos aliados del PRI, PAN y PRD han recurrido -para este 2024- a figuras públicas supuestamente posesionadas entre los electores para recuperar posiciones que tenían antes.

Tales son los casos de políticos de la vieja guardia, ex candidatos y ex deportistas.

Dígase Beltrones Rivera rumbo al Senado, y propuesto por el PRI; Ernesto Gándara a la Diputación Federal por el V Distrito, también abanderado por el Tricolor; y el boxeador Jorge «Travieso» Arce, de parte del PAN, por Hermosillo Norte (III).

Obvio que ante las reacciones que se subieron a las redes sociales de internet -por la entrevista al ex Gobernador-, hubo muchos comentarios en contra y otros a favor.

Independientemente de cuál pudo ser el balance entre las críticas y las adulaciones, lo que sí se pudo apreciar fue la falta de una operación mediática que mostró la débil estructura del priismo afín a Beltrones; ya que no respondieron de manera contundente los ataques cibernéticos que en su mayoría venían de izquierdistas que ahora gozan del poder en México y no se diga en Sonora.

No hay entre los organismos aliancistas de «Va por México», una estructura para el manejo de crisis en los temas de comunicación.

Hay que destacar que, pese a numerosas preguntas que le hicieron al ex Gobernador -y que utilizando su «colmillo» pudo responder con evasivas argumentadas-, para algunos ciudadanos que vieron la entrevista lamentan que faltaron algunos cuestionamientos que resultaban interesantes.

Razón por la cual, me afirmaron, también se hizo algún acuerdo con el periodista; ya que pudo haber sido la única manera de conseguir la entrevista que quizá se les negó a otros colegas de Sonora o de otro punto del país.

Curioso, pues, me dijo uno de esos amigos, más o menos con estas palabras:

Mientras Luis Alberto Medina insistió y no obtuvo un «sí» sobre los supuestos acuerdos que hizo Manlio con las cúpulas de Morena para regresar a un puesto público; él (Luis Alberto) también pudo haber utilizado la concertación prometiendo no hacer preguntas comprometedoras y lograr el éxito periodístico.

Lo cierto de todo es que, en la entrevista quedó claro que Beltrones no viene a Sonora en plan de guerra contra el gobernador Alfonso Durazo Montaño, de quien confesó no haber construido una amistad; aunque sí dijo conocerlo desde hace muchos años por la relación que tuvieron ambos con el extinto Luis Donaldo Colosio Murrieta.

Y en un posible plan de aderezar sus comentarios, el de Villa Juárez siempre le deseo al de Bavispe mucha buena suerte al frente del gobierno de los sonorenses; además le mostró su respeto y reconoció su capacidad.

También se refirió de una manera muy cordal de quienes pudieran ser su competencia en la precandidatura de la alianza «Va por México» al Senado de la República; aunque no mencionó ningún nombre de priista, panista o perredista que busque el mismo objetivo.

Igualmente, hizo buenos comentarios sobre sus inminentes rivales de otros partidos para la venidera contienda.

Refiriéndose primeramente a Ernesto «Pato» De Lucas, que va por Movimiento Ciudadano (MC); y todavía mejor se expresó de Lorenia Valles Sampedro, que llevará el estandarte principal de Morena, secundada por Heriberto Aguilar (al que no mencionó).

Un servidor tiene una teoría:

Si Beltrones, el «Pato» De Lucas o Lorenia Valles quieren ganar la elección para la Senaduría, es bien sabido que ocupan de una buena estructura para cautivar a la ciudadanía de Hermosillo, ya que somos casi el 40% del padrón electoral de Sonora.

Por tal motivo, en tierra -como dicen los precandidatos-, se tendrá que hacer un excelente trabajo.

Desconozco cómo anden en este sentido los comités municipales de MC o Morena.

Porque del PRI-Hermosillo, que ni piense Beltrones o cualquier otro personaje priista, que ganaría una elección en las urnas; ya que no se puede confiar en la nula capacidad e ineptitud del dirigente nominal Luis Miguel Vargas que no podría conseguir ni un voto.

Menos deben creer que un miembro de la basura política llamado César «Zedillo» Romo le pueda ayudar con ese propósito; aunque se ha mencionado que anda pidiendo chichi para que lo integren al equipo de Ernesto Gándara u otro aspirante a puesto de elección popular.

Esto luego de haber intentado colarse recientemente al partido en el poder.

Seguimos al pendiente.