Columna visión juvenil
Por: Manuel Borbón

Nadie puede negar que, el ascenso al poder del género femenino en nuestro país ha traído consigo un sinfín de nuevas oportunidades para resolver los problemas a los que se enfrentan los mexicanos en los tiempos modernos. La inclusión de las mujeres en la toma decisiones data desde no hace mucho, pero, podríamos situar el punto de partida con las mujeres sufragistas, un movimiento que surgió en Estados Unidos y el Reino Unido en la segunda mitad del siglo XIX, el cual, buscaba incluir a las mujeres en la toma de decisiones de su país, particularmente, con el derecho a ejercer el voto. Sin embargo, en México no fue sino hasta las elecciones de 1955 cuando se reconoció la ciudadanía plena a las mujeres y, por ende, su capacidad para ejercer el sufragio efectivo.

Conforme el paso de los años, diversas reformas han derivado en el último escalón de paridad de género, llegando a 2019 donde se propuso una reforma constitucional llamada “Paridad en Todo”, la cual busca que, en todos los cargos de toma de decisiones públicas exista una representación paritaria en cuestión de género.

Producto de lo anterior, hemos visto cómo el avance de las mujeres ha llegado a alcanzar por primera vez en la historia de México la paridad de género en la Cámara de Diputados, así como también, en el estado de Sonora el 58% de las representantes en el Congreso del Estado son mujeres.

Dicho lo anterior, no sorprende que hoy en día sean mujeres quienes dirigen la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el Instituto Nacional Electoral, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la Cámara de Diputados, entre otros. Por lo cual, la designación de un par de mujeres como posibles candidatas de las principales fuerzas políticas de México, no es sino más bien, la afirmación del avance que ha tenido dicho género en la vida pública de nuestro país. Hablamos por su puesto de, Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum, quienes fueron designadas en días pasados por medio de procesos internos de su partido como las responsables de construir sus futuras candidaturas en búsqueda de la silla presidencial en disputa el próximo 2 de junio de 2024.

En el caso de Xóchitl, su anuncio conmocionó el tablero político nacional ya que, si bien la mesa estaba servida para que la candidatura de la oposición fuera ocupada por Santiago Creel, el repentino cambio de planes y el ascenso repentino de Gálvez Ruiz, representó para propios y extraños un nuevo pase inglés, es decir, se volvieron a tirar los dados en el marcador político nacional.

Mientras en el caso de Claudia Sheinbaum, su ascenso representa más bien un esfuerzo sostenido por alcanzar y vencer en una contienda mucho más ríspida hacia el interior de su propio partido, Morena, donde por obvias razones, los momios se encuentran más altos, sobre todo, porque hablamos del partido en el poder, por lo cual, el hecho de convertirse en la candidata a la presidencia de la república del partido oficial, no es cosa menor.

En los próximos días veremos desplegar a ambas suspirantes sus mejores estrategias en búsqueda de la confianza de los casi 100 millones de mexicanos que podrán ejercer su derecho al voto, sin duda, serán ellos los que van de gane, debido a que, por primera vez en la historia de nuestro país, el destino parece enfilar a una contienda de pronósticos reservados entre dos mujeres por la presidencia de la república.

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