La renovación de los comités municipales de los partidos políticos, es el primer paso de las dirigencias estatales que recién asumen el puesto.

Esto con el fin de lograr el acercamiento con la ciudadanía a la que pretenden llegar.

Porque en cada cambio de mesa directiva estatal o local -de algún partido en específico-, se intenta llegar a las bases para ejecutar y hacer gobierno de las propuestas que surjan de abajo

O simplemente para acatar lo que venga de arriba.

La semana pasada y luego de recibir comunicación de una amable dama, me sorprendió la invitación a la toma de protesta de la nueva mesa directiva del Comité Municipal del PRI en Hermosillo que ahora encabeza Luis Miguel Vargas.

Lamentablemente por atender otras ocupaciones profesionales y personales, me fue imposible asistir a este evento al que considero un error de quienes apoyaron al nuevo dirigente del priismo hermosillense.

Por los hechos ya comprobados y un etcétera de cosas negativas, estoy seguro que el nuevo nombramiento no es la solución para recuperar la unidad de un comité municipal partidista que lo perdió todo por las malas acciones de sus dirigentes (a los que no les ha afectado la ruina ni la Cuarta Transformación -4T-, ya que algunos se aliaron con los que antes eran sus adversarios).

Al contrario; pienso que en lugar de resolver las cosas, Vargas las va a empeorar o hundir más.

Obvio que en su demagógico discurso en la toma de protesta, dijo que se rescatarán los valores del PRI, la unificación de las bases y quién sabe qué tantas mentiras más.

Los que conocemos a este cascajo disque político, bien sabemos que en su vida se le ha visto una acción a favor de una persona necesitada o ayudando a alguien vulnerable.

Ya que desde que se supo de él -y de un grupo que surgió con buenas intenciones que se hacían llamar «Los Malnacidos»-, solamente se dedicaron a estropear y obedecer intereses políticos y a quienes les pagaron el favor dándole puestos en los diferentes niveles de gobierno.

Sin que, siquiera, tuvieran la capacidad para el desempeño de esas labores.

Tal es el caso del mismo Vergas ese, de Rebeca Villanueva y de César «El Zedillo» Romo; de quien se tienen elementos para una investigación por tanta ratería que hizo en las tienditas escolares cuando estuvo al frente de la Dirección de Higiene y Seguridad Escolar durante el sexenio estatal anterior.

Aunque «El Zedillo» en las juntas de directores, siempre decía que la política solo era un hobby; ya que no tenía necesidad de trabajar, porque el rancho de su propiedad le dejaba más ganancias que el puesto en la SEC.

Entonces… ¿para qué trabajaba?

Me imagino que, en el estudio de las posibilidades de quién sería el nuevo dirigente del PRI Municipal a partir de este 2023, se revisaron algunos perfiles.

Y les aseguro que, en ninguno, vieron tanta sangre fría para chingarse al prójimo; como lo tiene Vargas.

Aunque no creo que en el priismo, en el panismo, en el morenismo o en alguna otra militancia partidista de Sonora, haya mandos cupulares que requieran este tipo de bazofia humana para lastimar a un inocente y tampoco a un enemigo político.

Vargas es un bato cruel, un barbaján en contra de las mujeres y un maleducado con las personas comunes; ya que acostumbra denostar y atropellar hasta físicamente a quien se encuentra a su lado.

Siempre y cuando no le afecte a sus intereses, por supuesto.

Prueba de ello se vio durante el pasado sexenio, ya que al iniciar primero como segundo de a bordo del «Zedillo» en Higiene y Seguridad Escolar de la SEC, luego se fue de oreja a las oficinas de Palacio de Gobierno; donde aprovechando los gastos de representación y «charoleando» como funcionario, se la pasaba en los cafés y restaurantes levantando mitotes para llevarlo a sus superiores.

Me imagino que alguien que lo estima mucho (quién sabe quién y porqué), es quien lo mantuvo en la nómina gubernamental durante los últimos años y ahora lo rescatan dándole un puesto del que no reúne el mínimo perfil y «chafea» al PRI en lo más profundo de la imagen pública.

No dudo que, ya en estos días o los siguientes, sume a su grupo de colaboradores a algunos de los agitadores sociales convertidos en grupos de choque y que invariablemente han obedecido a intereses políticos.

Quien quite, pues, que hasta el «Zedillo» se haya regresado de Mexicali a seguir disfrutando de la ampliación que hizo a su casa en la colonia Cuauhtémoc -con todo el dinero que se robó de las tienditas escolares bajo el cobijo del «Pato» De Lucas-.

Esto lo digo porque había veces en que «El Zedillo» parecía más el titular de la SEC, que el propio emplumado que ahora jura es de color naranja.

No veo, en el futuro inmediato, un evento organizado por el PRI Municipal con 50 o 100 gentes aplaudiendo las acciones de Luis Miguel Vargas.

La pluralidad partidista y la concientización política de los sonorenses, no permite mucho el acarreo que se acostumbró en otros años.

A menos que haya algo a cambio.

Sería bueno, entonces, que desde ahora las cúpulas del PRI vayan pensando en un buen relevo en el Comité Municipal de Hermosillo; donde han desfilado otras personas más reconocidas públicamente por la sociedad y concretamente entre su militancia que en su mayoría se encuentra en pausa o ya se cambió de partido.

La otra teoría sobre este nombramiento, es que pusieron a Vargas al frente de los priistas locales porque nadie quiso tomarlo.

Y conste que cualquiera es mejor que él.

Que tengan buen día.